Gracias a que a esta construcción se le dio un uso útil en el siglo XX se pudo salvar de su completa destrucción. Podía haber servido como cantera para otras edificaciones, circunstancia por la que han pasado numerosos inmuebles de este tipo a lo largo y ancho de la piel de toro. El haber servido como almacén para guardar el granos de los cereales de la zona y pasar su propiedad a organismo que se ocupaba de la agricultura, posibilitó su restauración y conservación, a la vez que prestó un servicio a la sociedad del momento. En la actualidad es un museo que tiene que ver con los cultivos y almacenamiento del cultivo tradicional castellanos: los cereales.