Experimentó un notable auge durante el siglo xvi, para verse posteriormente sumida en una prolongada crisis y declive hasta el siglo xix, en el cual la construcción del ferrocarril consiguió dar cierto empuje al desarrollo económico.
Ávila posee los títulos de «Ávila del Rey» —otorgado por Alfonso VII—, «Ávila de los Leales» —otorgado por Alfonso VIII— y «Ávila de los Caballeros» —otorgado por Alfonso X—, todos ellos presentes en la
bandera de la ciudad.