El interior de
San Vicente es magnífico, donde el viajero se ve envuelto por un exquisito ambiente
medieval. Las tres naves se separan por pilares cruciformes con semicolumnas embebidas. Por encima, una tribuna tardía aporta belleza gracias a sus vanos bíforos. Está estructura se proyectó como contrarresto de una
bóveda de medio cañón para la nave central que pertenecía el plan inicial. Sin embargo, los artífices que se encargaron de la cubrición optaron. allá por los últimos años del siglo XII, por la construcción de
bóvedas de crucería, lo que permitió abrir
ventanales de iluminación directa (tercer nivel del claristorio).