Pero esta primera
catedral, que sería muy similar a la vecina
iglesia de
San Vicente, con tres naves, tres
ábsides y acusado crucero, se derribaría en el siglo siguiente cuando todavía no estuviera acabada para levantar otra nueva más grande. Esta nueva sede episcopal tuvo una primera etapa constructiva bajo el patrocinio de Alfonso VII de
León y de Castilla, que en 1172 acudió al maestro francés Fruchel para que diera unas trazas de acuerdo a los nuevos usos franceses protagonizados por el Císter, con una iglesia de tres naves y cuatro tramos, crucero también de tres naves y cabecera con girola y siete
capillas radiales, con tribuna que iba a recorrer todo el
edificio.