Es el elemento más solemne de toda la muralla. La puerta de conforma con dos grandes torreones unidos por un puente (elemento este singular y único entre las murallas europeas) que refuerza la defensa del acceso. Bajo el puente hay una serie de mensurones que sirvieron para apoyar un cadalso de madera o alguna pieza de la estructura del puente levadizo. Aunque hoy en día desaparecidos, contaba con un foso y una barbacana (pequeño muro que servía para evitar que las máquinas de asalto pudieran llegar a la muralla).
En la restauración de 1907, realizada por Repullés, se le dotó de almenas, imitando la puerta de San Vicente, aunque no existe documentación sino sólo algunas referencias que avalen que esta puerta contara con ellas en el pasado.
En la restauración de 1907, realizada por Repullés, se le dotó de almenas, imitando la puerta de San Vicente, aunque no existe documentación sino sólo algunas referencias que avalen que esta puerta contara con ellas en el pasado.