La catedral de Ávila se construyó entre los años 1160 y 1180 cuando se estaba construyendo la muralla. Su ábside, llamado en Ávila cimorro, quedó entestado en la propia muralla siendo un elemento más del conjunto defensivo (está considerado el más fuerte). La parte externa del cimorro fue dotada de un forro que aumentó su carácter bélico a finales del siglo XIV ocultando los absidiolos.
El cimorro posee un pasillo de ronda sobre un matacán corrido defendido por grandes almenas. Sobre esta se sitúan dos barreras almenadas más. El propio templo está integrado como un elemento más de la defensa contando con muchos elementos militares en él.
La tradición dice que fue desde este lugar en donde se mostró a Alfonso VII, cuando era niño, a su padrastro, Alfonso el Batallador rey de Aragón y que los abulenses no se fiaban de él. El rey, molesto por la desconfianza mostrada, ordenó ejecutar a 60 rehenes. Este es el origen de la leyenda de Las Hervencias.
El cimorro posee un pasillo de ronda sobre un matacán corrido defendido por grandes almenas. Sobre esta se sitúan dos barreras almenadas más. El propio templo está integrado como un elemento más de la defensa contando con muchos elementos militares en él.
La tradición dice que fue desde este lugar en donde se mostró a Alfonso VII, cuando era niño, a su padrastro, Alfonso el Batallador rey de Aragón y que los abulenses no se fiaban de él. El rey, molesto por la desconfianza mostrada, ordenó ejecutar a 60 rehenes. Este es el origen de la leyenda de Las Hervencias.