RELATO SAN BLAS 2010
Bercial de Zapardiel (Ávila)
http://bercialdezapardiel. com/SA BLAS 2010/SAN BLAS 2010-REPOR-1. htm
POR BRUNO COCA
En cabeza Miguel Ángel Memgs
Se recompone de nuevo la fila, y ahora, ya, con el quinto Miguel Ángel en cabeza, inicia su marcha a paso ligero. Los dirigentes la enfilan por la calle Río, pasando de nuevo por la antigua caseta de luz para desembocar en la Ronda de Los Segadores, fuera ya del casco urbano y bordeando a ambos lados las eras. El sol a estas horas luce espléndido, La Conga y la compañía han aumentado su número de forma considerable, ya somos multitud. A la izquierda, y como trasfondo de la marcha, vemos cómo lucen, cómo se muestran, las dos espléndidas y estupendas casas nuevas (construidas en lo que fueran la era del Sr. Victorio) de los hermanos García Redondo. Con la fila muy estirada, y el acompañamiento disperso por la Ronda, embocamos la calle Real. Y paso a paso, sin prisa, pero sin pausa, nos plantamos en la Plaza de los Niños. La Conga serpentea, se envuelve en el antiguo depósito del agua, cambia de dirección, retoma otra vez la calle Real, llega a la Plaza del Rincón, para dar otra vuelta más antes de llegar junto a la casa de los abuelos de Miguel Ángel, Leocadia y Nico, donde está instalado sobre dos mesas el convite de este quinto. Si en los dos primeros convites a la gente se la veía repetir, comiendo bollos o bebiendo por cuestiones de necesidad para matar el gusanillo de una larga noche de fiesta, en este tercero convite, una vez que se ha matado el apetito inicial, se ve que el personal se retrae, ya se come y se bebe con más precaución. Los músicos tocan de nuevo las piezas de rigor. En este lugar me marco un entrañable baile con mi hija María.
En cabeza Bárbara Zurdo Ajates
En la misma plaza de los Niños toma la cabeza de la Conga Bárbara Zurdo. Retomamos la dirección de la calle Real hasta que alcanzamos El Bajo para bajar por la calle Cantarranas. En esta calle, como es tan estrecha, La Conga se corta en varios tramos que se unen después de entrar en El Bajo. Los directores se ven obligados a emplearse a fondo hasta conseguir recomponerla. Continua su marcha por El Bajo, sube por la calle Medina hasta el Salón de Antiguo Concejo, da una vuelta de ciento ochenta grados para en caminar sus pasos hasta la fachada de la casa de Heraclio donde está dispuesto el convite de esta quinta. En el convite que nos había preparo Juani y Boni, destacan por su presencia las estupendas hojuelas que había en una bandeja, que hicieron las delicias de aquellos que tuvieron la fortuna de llegar al plato antes de que volaran. En este lugar –se puede ver en las fotografías- nos concentramos un gran número de personal.
Patricia López. /BC
En cabeza Patricia López Rodríguez
Después de terminar las dos piezas entonadas por la charanga, tímidamente suena la primera nota de la Conga, cuando se siente, rápidamente se recompone la fila con los primero puestos que corresponde a los quintos del año y a los del año que viene de forma ordenada. En los siguientes puestos, y a estas alturas de la marcha, ya empiezan a verse ciertas mezclas por edades, por sexos. La gente se coloca donde puede y como puede porque el situarse corre prisa, si no quieres ser pasto de las “caricias” del látigo del director. A medida que se va andando, y los directores se relajan, el personal va retomando sus puestos por criterios cronológicos. Vemos cómo aquí se pone a la cabeza, Patricia, y detrás de ella Judit y Francisco, los siguientes que les toca el turno para encabezar La Conga. Avanzamos por la calle Real, pasando junto a la Iglesia parroquial. Este año nos ha extrañado que no se hiciera la tradicional pasada por las “gradas”. Tal vez no se haya hecho porque había bastantes quintos y se andaba escaso de tiempo. Pasito a pasito, compás a compás, dejamos a tras la plaza del Juego pelota, a la que previamente habíamos dado una vuelta entorno al centro y a su farola Fernandina, para llegar a las afueras de pueblo. Detrás de la Conga, y con el sol a sus espaldas, se puede ver una de las estampas más hermosas de estos pasacalles: La Conga toda estira, en su plenitud, de fondo la torre de la Iglesia, enmarcada en el hermoso cielo azul con el que el día nos obsequió. En el avance, y de frente, vemos el jardín de Las Adoberas, y a la izquierda, unos pasos más adelante, el futuro polideportivo. Con este avance entramos de lleno en la calle Río. El sol, como decía, exultante de fuerza y luz da de lleno en la casa de madera de José Rodríguez. Continuamos hasta llegar a la bocacalle de acceso a la del Juego Pelota. La marcha sube de nuevo hasta la Plaza del Juego Pelota, para regresar ante las puertas de la casa de los abuelos de Patria, Tiburcio y Jesusa. Paramos para tomar aliento, porque este trayecto había sido más largo que los anteriores, reponemos fuerzas acudiendo a tomar bollos y otros dulces a la mesa que Belén había puesto. Pasados unos minutos, oímos que las campanas irrumpen a sonar, primero tímidamente, para después, ofrecernos, una vez que se cogió el ritmo adecuado, un estupendo y emocionante toque de campanas. Todo el personal reunido a las puertas de la casa de Tiburcio alzó la mirada y, por uno minutos, siguió con la vista, el oído y con cierta emoción contenida, el movimiento y el sonar de las campanas. No ha sido muy habitual escuchar en el transcurso de la Conga este espectáculo. Como este año no estaba don Rufino las quintas/os: María, Judith, Bárbara, Miguel Ángel subieron a tocar, ayudados para arrancar la campana por Tiburcio y Jonathan.
Un Saludo.
Bercial de Zapardiel, 24 de marzo de 2010
Bercial de Zapardiel (Ávila)
http://bercialdezapardiel. com/SA BLAS 2010/SAN BLAS 2010-REPOR-1. htm
POR BRUNO COCA
En cabeza Miguel Ángel Memgs
Se recompone de nuevo la fila, y ahora, ya, con el quinto Miguel Ángel en cabeza, inicia su marcha a paso ligero. Los dirigentes la enfilan por la calle Río, pasando de nuevo por la antigua caseta de luz para desembocar en la Ronda de Los Segadores, fuera ya del casco urbano y bordeando a ambos lados las eras. El sol a estas horas luce espléndido, La Conga y la compañía han aumentado su número de forma considerable, ya somos multitud. A la izquierda, y como trasfondo de la marcha, vemos cómo lucen, cómo se muestran, las dos espléndidas y estupendas casas nuevas (construidas en lo que fueran la era del Sr. Victorio) de los hermanos García Redondo. Con la fila muy estirada, y el acompañamiento disperso por la Ronda, embocamos la calle Real. Y paso a paso, sin prisa, pero sin pausa, nos plantamos en la Plaza de los Niños. La Conga serpentea, se envuelve en el antiguo depósito del agua, cambia de dirección, retoma otra vez la calle Real, llega a la Plaza del Rincón, para dar otra vuelta más antes de llegar junto a la casa de los abuelos de Miguel Ángel, Leocadia y Nico, donde está instalado sobre dos mesas el convite de este quinto. Si en los dos primeros convites a la gente se la veía repetir, comiendo bollos o bebiendo por cuestiones de necesidad para matar el gusanillo de una larga noche de fiesta, en este tercero convite, una vez que se ha matado el apetito inicial, se ve que el personal se retrae, ya se come y se bebe con más precaución. Los músicos tocan de nuevo las piezas de rigor. En este lugar me marco un entrañable baile con mi hija María.
En cabeza Bárbara Zurdo Ajates
En la misma plaza de los Niños toma la cabeza de la Conga Bárbara Zurdo. Retomamos la dirección de la calle Real hasta que alcanzamos El Bajo para bajar por la calle Cantarranas. En esta calle, como es tan estrecha, La Conga se corta en varios tramos que se unen después de entrar en El Bajo. Los directores se ven obligados a emplearse a fondo hasta conseguir recomponerla. Continua su marcha por El Bajo, sube por la calle Medina hasta el Salón de Antiguo Concejo, da una vuelta de ciento ochenta grados para en caminar sus pasos hasta la fachada de la casa de Heraclio donde está dispuesto el convite de esta quinta. En el convite que nos había preparo Juani y Boni, destacan por su presencia las estupendas hojuelas que había en una bandeja, que hicieron las delicias de aquellos que tuvieron la fortuna de llegar al plato antes de que volaran. En este lugar –se puede ver en las fotografías- nos concentramos un gran número de personal.
Patricia López. /BC
En cabeza Patricia López Rodríguez
Después de terminar las dos piezas entonadas por la charanga, tímidamente suena la primera nota de la Conga, cuando se siente, rápidamente se recompone la fila con los primero puestos que corresponde a los quintos del año y a los del año que viene de forma ordenada. En los siguientes puestos, y a estas alturas de la marcha, ya empiezan a verse ciertas mezclas por edades, por sexos. La gente se coloca donde puede y como puede porque el situarse corre prisa, si no quieres ser pasto de las “caricias” del látigo del director. A medida que se va andando, y los directores se relajan, el personal va retomando sus puestos por criterios cronológicos. Vemos cómo aquí se pone a la cabeza, Patricia, y detrás de ella Judit y Francisco, los siguientes que les toca el turno para encabezar La Conga. Avanzamos por la calle Real, pasando junto a la Iglesia parroquial. Este año nos ha extrañado que no se hiciera la tradicional pasada por las “gradas”. Tal vez no se haya hecho porque había bastantes quintos y se andaba escaso de tiempo. Pasito a pasito, compás a compás, dejamos a tras la plaza del Juego pelota, a la que previamente habíamos dado una vuelta entorno al centro y a su farola Fernandina, para llegar a las afueras de pueblo. Detrás de la Conga, y con el sol a sus espaldas, se puede ver una de las estampas más hermosas de estos pasacalles: La Conga toda estira, en su plenitud, de fondo la torre de la Iglesia, enmarcada en el hermoso cielo azul con el que el día nos obsequió. En el avance, y de frente, vemos el jardín de Las Adoberas, y a la izquierda, unos pasos más adelante, el futuro polideportivo. Con este avance entramos de lleno en la calle Río. El sol, como decía, exultante de fuerza y luz da de lleno en la casa de madera de José Rodríguez. Continuamos hasta llegar a la bocacalle de acceso a la del Juego Pelota. La marcha sube de nuevo hasta la Plaza del Juego Pelota, para regresar ante las puertas de la casa de los abuelos de Patria, Tiburcio y Jesusa. Paramos para tomar aliento, porque este trayecto había sido más largo que los anteriores, reponemos fuerzas acudiendo a tomar bollos y otros dulces a la mesa que Belén había puesto. Pasados unos minutos, oímos que las campanas irrumpen a sonar, primero tímidamente, para después, ofrecernos, una vez que se cogió el ritmo adecuado, un estupendo y emocionante toque de campanas. Todo el personal reunido a las puertas de la casa de Tiburcio alzó la mirada y, por uno minutos, siguió con la vista, el oído y con cierta emoción contenida, el movimiento y el sonar de las campanas. No ha sido muy habitual escuchar en el transcurso de la Conga este espectáculo. Como este año no estaba don Rufino las quintas/os: María, Judith, Bárbara, Miguel Ángel subieron a tocar, ayudados para arrancar la campana por Tiburcio y Jonathan.
Un Saludo.
Bercial de Zapardiel, 24 de marzo de 2010