El
río Adaja, aunque lleve ya poca
agua, nos ha acompañado toda nuestra vida y ha impreganado nuestros recuerdos de risas y momentos
felices que hemos pasado junto a él; deberíamos cuidar su entorno para que esos recuerdos y vivencias perduren en el
paisaje igual que perdurarán siempre en nuestra memoria.