Antes de construir este puente, a finales de la década de los 50, pasar este río era a veces una tarea ardua y en ocasiones hasta peligrosa, sino que se lo pregunten a tío Bernardino que tantas y tantas veces lo atravesó con su carro en las crecidas del invierno o a su mujer, tía Obdulia, que lo cruzaba como podía montando una borriquilla. ¡Cuánto peligro se es capaz de salvar cuando la familia te espera al otro lado!