El depósito viejo, testigo de los múltiples cambios habidos -y sufridos, en algún caso- en el antiguo
Mercado. La
sombra de su alrededor era el lugar donde nos poníamos la ropa y las botas para librar magníficos partidos de
futbol. Al fondo las
casas de Jerónimo y de Alfonso, de grato recuerdo.