La buena gente de
Crespos (
Avila) muestran, una vez más, sus ansias por conservar la añeja -que no obsoleta- cultura recibida de sus antepasados. El
tren, la
vía férrea, fue en la primera mitad del siglo pasado el "alma mater" del
pueblo. En torno a ella creció aquel pueblecito, antes puramente agrícola y ganadero, hasta convertirse en uno de los de mayor PIB proporcional de toda Castilla la Vieja. Con el tren se implantaron varias industrias: matadero industrial de
cerdo ibérico ("Jamones Blázquez"), taller de mecánica agraria ("Hnos.
Cruz": inventaron y registraron una marca de máquina de recolectar remolacha), taller de transformación maderera ("Hnos. Luis
Castaño"), El Tejar (industria de confección de ladrillos, tejas y demás útiles para la construcción), varias oficinas de ahorro y bancarias (en el año 1971: 2 cajas de ahorros y 3 bancos), varios
bares y
restaurantes, etc. La presente
fotografía queda aquí de "memorial" (no sólo para recordar, sino para actualizar permanentemente y de cara al futuro) de aquella época de esplendor, que no debe quedar -para la gente de Crespos- como añoranza del pasado, sino como reto innovador para el futuro.