El convento es pequeño, como suelen ser los de Madre Maravillas. Una capilla recoleta que llama al recogimiento y la oración; la huerta sí es hermosa. Merece la pena visitarlo y comprobar y disfrutar la alegría de las hermanas y, en el locutorio, su conversación siempre jugosa y evangélica, con unos cantares de ángeles. En Duruelo alcanza su plenitud la frase carmelitana: "si ésto es la tierra, qué seno será el cielo". Id a visitarlo y a rezar en Paz!