Se encuentra a poco más de un kilómetro de los
Toros y en la falda del Cerro de Guisando. El primitivo
monasterio se edificó a finales del siglo XIV y fue reconstruido y ampliado en el siglo XVI en estilo renacentista. Lugar visitado por reyes,
santos y nobles. Por él pasaron todos los reyes desde Juan I a Felipe II,
Santa Teresa, Fernando Álvarez de
Toledo (duque de Alba), el arquitecto Juan Bautista de Toledo, etc. En 1979 fue pasto de las llamas y su estado actual es ruinoso y difícilmente recuperable.