En los pequeños
valles existen tierras feraces que con las
aguas de la Serrota debidamente canalizadas y repartidas, permiten el cultivo de
huertos con los más variados productos: calabazas, calabacines, cebollas, tomates, patatas y, como no, las afamadas alubias, pequeñas y más grandes, que en
invierno bien aderezadas con los productos del
cerdo nos permiten aguantar los duros
inviernos de este clima meseteño.