Fontiveros es pura melancolía, un lugar que a mí me produce sentimientos muy distintos. Es paradójico, pero Fontiveros me lleva a épocas de
felicidad y a la vez también me arranca alguna lágrima. Hay un Fontiveros que a mí se me escapó entre los dedos de la mano, un Fontiveros de
noches frescas de
verano, de
nidos de
cigüeña, de huevos fritos en cazuelas de barro, de golondrinas, de
bicicletas, de
fraguas ardientes, de
juegos entre hierros, de
sombra de higuera, de gallinas, de lecheras de aluminio...
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