Hola a todos! He estado leyendo un poquito los comentarios que fontivereños y allegados a dicha población intercambian en este foro y bueno, la verdad es que me he aburrido un poco, pero no penséis que voy a ser demagógico y a decir cosas como: ¡Oh, qué barbaridad, parece Salsa Rosa! Porque eso, a pesar de que en cierto modo es verdad, sería un poco hipócrita también, pues he de admitir que posiblemente lo que me aburre en no tener ni pajolera idea de quién es El Negro, La Diana, El Gamberro, El Raúl y otros tantos "els" y "las" a los que no conozco... Y es que aunque mi madre es fontivereña y he ido a menudo desde mi más tierna infancia, no conozco a nadie.
Fontiveros está muy dentro de mí, tanto que incluso a veces creo que no sería la misma persona si no fuera por lo que me une a este pueblo. Tengo los sueños llenos de imágenes de Fontiveros, mi yo está lleno de sus aromas a cebada y trigo, de otros aromas menos nobles y menos limpios, pero adorables para un urbanita recalcitrante como yo. Camino por el mundo lleno de sus imágenes, de viejos torreones mozárabes, de cuchillas ardientes al sol que arañan la tierra castellana, de alamedas y girasoles, de bicicletas, de "lecheras" de aluminio, de cigüeñas "machacando el ajo" en lo alto de una vieja y alta chimenea, de enormes cantos junto a puertas de dos hojas. No sería el mismo sin esos sonidos fontivereños de cantos de gallo, de chillidos de golondrina, de maravilloso silencio en las horas más calurosas de los días estivales... Qué sería yo sin Fontiveros en mi vida? Ahora, aquí, en lo que de pequeño me parecía el exilio después de pasar unos días en "mi" Fontiveros, me refugio a veces en viejas fotos en blanco y negro, en las que aparezco con mis abuelos, allí, en su pueblo, en mi pueblo, en vuestro pueblo, en nuestro pueblo.
Ahora cuando vuelvo, la tristeza me cae como una losa encima, la mayoría de mis familiares que allí vivían han fallecido, y estar en Fontiveros sin poder volver a ver esos rostros familiares es muy duro. La meseta castellana con esos paisajes sinceros, sin adornos, llenos de cruda e inabarcable belleza, me han hecho sentir siempre esa melancolía machadiana, pero ahora, cada vez que vuelvo, se me nubla el pecho de oscura nostalgia, de absoluta tristeza... Me duele Fontiveros porque lo amo.
Fontiveros está muy dentro de mí, tanto que incluso a veces creo que no sería la misma persona si no fuera por lo que me une a este pueblo. Tengo los sueños llenos de imágenes de Fontiveros, mi yo está lleno de sus aromas a cebada y trigo, de otros aromas menos nobles y menos limpios, pero adorables para un urbanita recalcitrante como yo. Camino por el mundo lleno de sus imágenes, de viejos torreones mozárabes, de cuchillas ardientes al sol que arañan la tierra castellana, de alamedas y girasoles, de bicicletas, de "lecheras" de aluminio, de cigüeñas "machacando el ajo" en lo alto de una vieja y alta chimenea, de enormes cantos junto a puertas de dos hojas. No sería el mismo sin esos sonidos fontivereños de cantos de gallo, de chillidos de golondrina, de maravilloso silencio en las horas más calurosas de los días estivales... Qué sería yo sin Fontiveros en mi vida? Ahora, aquí, en lo que de pequeño me parecía el exilio después de pasar unos días en "mi" Fontiveros, me refugio a veces en viejas fotos en blanco y negro, en las que aparezco con mis abuelos, allí, en su pueblo, en mi pueblo, en vuestro pueblo, en nuestro pueblo.
Ahora cuando vuelvo, la tristeza me cae como una losa encima, la mayoría de mis familiares que allí vivían han fallecido, y estar en Fontiveros sin poder volver a ver esos rostros familiares es muy duro. La meseta castellana con esos paisajes sinceros, sin adornos, llenos de cruda e inabarcable belleza, me han hecho sentir siempre esa melancolía machadiana, pero ahora, cada vez que vuelvo, se me nubla el pecho de oscura nostalgia, de absoluta tristeza... Me duele Fontiveros porque lo amo.