Pues señor, el otro día/ vino un tío a visitarme
Y sigue con la manía / de venir a marearme.
Tiene él un prado inmediato/ lindante a una
huerta mía
Y fui ayer a su
casa un rato/ por ver si me lo vendía.
Vamos a ver tío Fabián/ le dije con claridad
¿ Usted me quiere vender/ el prado de La Hermandad ?
Si lo vende hago una
puerta/ para mi huerta lindante
Mas si usted quiere mi huerta/ yo se la venda al instante.
El tío Fabián sonrió/ con aire ufano y sencillo
Después tosió, se rascó/
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