Alguien que vea estas
fotos puede pensar que son dos
molinos de viento escapados de la ruta de Don Quijote para no enfrentarse a su poderosa lanza.
Estos dos
edificios olvidados en el fondo de nuestra memoria pero llevados a
flor de piel con todos los recuerdos de la niñez, aunque sean parecidos a los de otros
pueblos son completamente distintos. Algunos seriamos capaces de distinguirlos de entre mil. No me preguntéis cómo, por que quizás os respondería lo mismo que a mí me contestaban los pastores
... (ver texto completo)