Este es el Camino que conduce al pueblo de Santo Tomé. Sí; pero también es el Camino de Abajo.
Por este Camino, aún siendo de menor categoría que el de arriba, pues aquél era la carretera de acceso a la localidad, era por lo general mucho más usado diariamente por los vecinos del pueblo, ya que la mayoría de las huertas se encontraban en la ribera del río, y, a todas ellas se accedía por este camino.
Por él se iba, y, se seguirá yendo al "sitio de costumbre" que se hallaba, justo en el "ladrón" que controlaba el agua que llegaba al Molino. En ese lugar que por supuesto estaba limpio de arbustos, zarzas y matorrales, solía haber arena e hierba donde nos podíamos sentar a jugar a las cartas o a cualquier otro juego, o simplemente tumbarnos y mirar hacía arriba, tomándonos nuestro tiempo, y mirando al cielo o a las hojas del mismo árbol, pedir los deseos que nos viniera en gana. Soñando con esta o la otra chica, lo que haríamos mañana o a como mucho pasado-mañana, porque para nosotros en aquellos años el futuro estaba muy lejano. Aunque al final haya llegado sin darnos cuenta y nos haya invadido con sus entradas frontales y pardos de otoño.
En ese sitio había unos mimbrones muy grandes -quizás ahora no nos parecerían tal- los cuales daban una sombra muy fresca y agradable. "El sitio de costumbre" en verano era uno de los mejores lugares. Quiero recordar que mi hermano, incluso, instalaba unas anillas colgando de una de las ramas del árbol para hacer gimnasia. Aquel deporte le entusiasmaba, y, era un reto y un autentico desafío para él conseguir hacer el cristo en las anillas. No sé si lo llegó a conseguir.
A unos doscientos metros más adelante se encontraba el molino. Era de unos señores de Santo Tomé. En este lugar también nos encontrábamos muy a gusto. Todo su alrededor estaba cubierto de hierba muy corta pues las ovejas no la dejaban crecer, pero estaba justo para poderse sentar sobre ella. Lo que más había en este lugar era lagartijas, que al intentar cogerlas se escondían entre las piedras de las paredes. En la balsa de agua que se formaba justo a la entrada del molino, para mover la piedra que molía, bañaban las ovejas en el mes de abril. Lo chavales íbamos a ver este acontecimiento. A buen seguro que si esto se siguiera haciendo los chicos de hoy irían a observalo. ¡desgraciadamente todo esto ha desaparecido! Y no sé por que opino que los que no lo hayan visto ya no lo van a ver.
Bueno este comentario es para que los chicos y chicas de ahora sepan a donde se podía ir por este Camino.
Besos y abrazos para todos.
Por este Camino, aún siendo de menor categoría que el de arriba, pues aquél era la carretera de acceso a la localidad, era por lo general mucho más usado diariamente por los vecinos del pueblo, ya que la mayoría de las huertas se encontraban en la ribera del río, y, a todas ellas se accedía por este camino.
Por él se iba, y, se seguirá yendo al "sitio de costumbre" que se hallaba, justo en el "ladrón" que controlaba el agua que llegaba al Molino. En ese lugar que por supuesto estaba limpio de arbustos, zarzas y matorrales, solía haber arena e hierba donde nos podíamos sentar a jugar a las cartas o a cualquier otro juego, o simplemente tumbarnos y mirar hacía arriba, tomándonos nuestro tiempo, y mirando al cielo o a las hojas del mismo árbol, pedir los deseos que nos viniera en gana. Soñando con esta o la otra chica, lo que haríamos mañana o a como mucho pasado-mañana, porque para nosotros en aquellos años el futuro estaba muy lejano. Aunque al final haya llegado sin darnos cuenta y nos haya invadido con sus entradas frontales y pardos de otoño.
En ese sitio había unos mimbrones muy grandes -quizás ahora no nos parecerían tal- los cuales daban una sombra muy fresca y agradable. "El sitio de costumbre" en verano era uno de los mejores lugares. Quiero recordar que mi hermano, incluso, instalaba unas anillas colgando de una de las ramas del árbol para hacer gimnasia. Aquel deporte le entusiasmaba, y, era un reto y un autentico desafío para él conseguir hacer el cristo en las anillas. No sé si lo llegó a conseguir.
A unos doscientos metros más adelante se encontraba el molino. Era de unos señores de Santo Tomé. En este lugar también nos encontrábamos muy a gusto. Todo su alrededor estaba cubierto de hierba muy corta pues las ovejas no la dejaban crecer, pero estaba justo para poderse sentar sobre ella. Lo que más había en este lugar era lagartijas, que al intentar cogerlas se escondían entre las piedras de las paredes. En la balsa de agua que se formaba justo a la entrada del molino, para mover la piedra que molía, bañaban las ovejas en el mes de abril. Lo chavales íbamos a ver este acontecimiento. A buen seguro que si esto se siguiera haciendo los chicos de hoy irían a observalo. ¡desgraciadamente todo esto ha desaparecido! Y no sé por que opino que los que no lo hayan visto ya no lo van a ver.
Bueno este comentario es para que los chicos y chicas de ahora sepan a donde se podía ir por este Camino.
Besos y abrazos para todos.