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LA ADRADA

Habitantes: 2.003  Altitud: 623 m.  Gentilicio: Adradenses 
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Situación:

Se encuentra en el macizo oriental de la Sierra de Gredos en la zona nombrada como Valle del Tiétar. El municipio delimita al sur con la localidad de Fresnedilla, al oeste con Piedralaves, al este con Sotillo de la Adrada y Higuera de las Dueñas y al norte con Navaluenga y El Barraco.

Monumentos:

Su monumento más importante es el Castillo de La Adrada, del siglo XIV, recientemente restaurado, que alberga el Centro de Interpretación Histórica del Valle del Tiétar. Cuenta en su interior con una capilla gótica. Este castillo perteneció a Don Álvaro de Luna, valido del rey Juan II de Castilla. Actualmente es propiedad municipal y está en ruinas.
La Iglesia parroquial, que data del siglo XVI, merece la pena visitar.
Plaza de la Villa y sus alrededores.
El pueblo también cuenta con una iglesia y una ermita de la época del castillo.

Historia:

El origen del nombre de la localidad es motivo de controversia entre varios autores. Algunos de ellos opinan que el origen del nombre se remonta a una tribu mientras que para otros autores es una derivación -propiamente una forma sincopada- de apartada o arredada (salteada o retirada). Otras teorías apuntan a que debe su nombre a uno de sus habitantes llamado Ad-Rada. Según especialistas en filología hispano-árabe, etimológicamente parece provenir del árabe "dâr" (dar vueltas, circular) o "dáur" que significa `turno´ o `vez´ en el mismo sentido de "adra" o contribución que se reparte entre un vecindario para "adrar" o repartir las aguas de riego. (Diccionario crítico-etimológico de Joan Corominas) y (Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua)
En opinión de Riesco Chueca, el nombre de lugar se inscribe en una abundante familia de topónimos que aluden a elementos del paisaje recubiertos de hiedra, es decir, hedrados. Compárese con el frecuente Adrados (árboles o edificios cubiertos de hiedra), o con Ledrada, topónimo salmantino documentado como El Hedrada en 1470. En Zamora existe un Las Hedradas, pueblo rayano con Orense. La evolución desde un latín *ILLA HĔ DĔ RĀ TA > Ledrada o Ladrada se explica por un fenómeno de la fonética sintáctica medieval, la frecuente sinalefa, que permite en este caso reducir el hiato a-e. En el caso de La Adrada, se ha producido una deglutinación o falso análisis del artículo.

ADRADA (LA): V. con ayunt. de la prov., adm. de rent. y dioc. de Ávila (9 leg.), part. jud. de Cebreros (5), aud. terr. de Madrid (16), c. g. de Castilla la Vieja: SIT. en el valle de Tiétar, a dos leg. del nacimiento de este r., a la falda de una elevada sierra, en terreno pantanoso, húmedo y poco ventilado, por cuya razón se padecen muchas tercianas: tiene 144 CASAS de regular construcción, y mucho mejores las de la calle real; igl. parr. de la clase de Vicariatos, dedicada a la Transfiguración del Señor, y servida por un ecl. que obtiene el curato por oposición; cementerio contiguo a ella, que no perjudica a la salubridad: una hermosa casa consistorial con un reloj en su torre y la cárcel en el piso bajo; pósito, cuyo edificio está destinado a escuela, a la que concurren 25 niños y 12 niñas; carnicería, y en tiempos ant. un hospital, cuyas rent. solo permiten ya dar a los vec. pobres algunos socorros domiciliarios, FUERA de la v. y sobre la garganta que lleva su nombre, existen 4 fáb. de papel con la maquinaria, de cilindros, cada una de las cuales elabora en las temporadas de otoño, invierno y primavera 1500 ar. de trapo y 200 resmas de papel no muy finos que se exporta a Madrid, Toledo (13 leg.) y Ávila, importándose el trapo generalmente de Extremadura: es tan ant. el establecimiento de estas fáb., que no se sabe el origen de las dos primeras, sit. en una misma casa con cuatro tinas, á dist. de medio cuarto de leg. de la pobl.; la tercera a un cuarto, fue planteada en 1786 por un alemán en un buen edificio, y las tres pertenecieron al monast. del Escorial, hoy a particulares; la cuarta a 1/2 leg. ha sido erigida últimamente, con proximidad a una sierra; los operarios van de noche a dormir a la pobl., excepto aquellos que se quedan al cuidado de las fáb. Se hallan asimismo no lejos de ella un cast. casi arruinado perteneciente al conde del Montijo, quien cobraba 120 rs. por derecho de martiniega; dos ermitas tituladas Yedra y Soledad; tres fuentes de buen agua de que se surte el vecindario, con la particularidad que de la llamada de Cervera, en tiempos ant se pagaba una carga anual de sus aguas al pueblo de este nombre en la prov. ríe Toledo, sin que se sepa el origen de tal gravamen; y la garganta de Sta. Maria en cuya ribera se ven sit. siete molinos harineros, a los cuales concurren con sus granos, ademas de les vec. de algunos pueblos de dicha prov. los de los siete que forman el estado de que Adrada es cab., a saber: Piedrasabes, Casas-viejas, Iglesuela, Fresnedilla, Sotillo y Casillas: este tiene por confines de un lado la sierra del valle de Iruelas, y del opuesto, el arroyo de la Robledosa, cerca de Lanzada, así como 10 son del TERM. de Adrada, al N. la cumbre que lo separa de los baldíos de Avila, al E. el term. de Sotillo, al S. los de Fresnedilla é Iglesuela, y al O. el de Piedrasabes. El TERRENO de su jurisd., es muy abundante de pinos, de los que se extraen buenas maderas de construcción que se llevan a tierra de Toledo; abraza 2500 fan.: de ellas, 200 son de 1.ª clase, y se fertilizan con las aguas del arroyo y garganta de Sta. Moría y S. Andrés; 500 de 2. ª, plantadas en su mayor parte de árboles de varias clases, entre ellos moreras y olivos que hacen delicioso este sitio, regado también por el riach. o garganta, que toma el mismo nombre de esta v., y su valle, y las 1800 restantes de 3. ª de sus cinco deh. es la más grande y de más valor la llamada de Oyuelas, que alimenta en invierno 200 cab. de ganado lanar y 100 vacas; está poblada de monte nuevo de encina, y tiene una buena casa, pajar y corral de conc.: las labores se hacen con 30 yuntas de ganado vacuno: los CAMINOS son ásperos, y ja CORRESPONDENCIA se recibe de la estafeta de Cadalso. PROD.: trigo, centeno, cebada, garbanzos, frutas, lino, seda, aceite, legumbres y hortaliza, con especialidad patatas, cuya cosecha pasa anualmente de 3500 a.; el sobrante de estas se lleva a Talavera y demás pueblos inmediatos, así como se importan de la misma pobl., de Ávila y de Toledo los comestibles y demás géneros que rallan para el consumo: hay cria de ganado lanar basto, cabrío, vacuno y asnal: PORL. 140 vec: 578 alm., cuya principal ocupación es la agricultura: CAP. PROD. 1.695,025 rs., IMP. 67,801: CONTR. 14.444 rs., 18 mrs. vn. Disfruta una feria titulada de los Santos por celebrarse el 1.º de noviembre, y un mercado nominal cada semana: en aquella se venden comestibles y otros géneros; y sobre todo ganado vacuno: tiene también el privilegio de que sus vec. no paguen portazgos en la v. de Escalona y otros puntos. Es desconocido el tiempo de su fundación; consta solo, que antes del año 1650 era ald. de Ávila con los demás pueblos del estado, los cuales siguieron grandes pleitos con los caballeros de aquella c. acerca de la posesión del terreno en que están sit., llamado de la Avellaneda, hasta que en el año 1652, por mediación del ob. de Ávila y otras personas de distinción, los caballeros otorgaron escritura de venta de los mismos terrenos con el gravamen de dos censos, uno perpetua, cuyos réditos eran de 5514 rs., y otro de igual cantidad que después fue redimido: esta escritura fue confirmada por el Sr. D. Felipe IV.
* Diccionario geográfico - estadístico - histórico de España y sus posesiones de Ultramar, Pascual Madoz. Madrid, 1845.

Turismo:

La Adrada tiene un clima mediterráneo, con verano seco y templado. Las precipitaciones totales son abundantes, al igual que en el resto de municipios en la vertiente sur de la Sierra de Gredos.
No conocemos hoy día el origen de la población, pero se han detectado diversos vestigios romanos (como el puente Mocha sobre el Tiétar) y se especula con la posibilidad de un asentamiento celta en el cerro donde hoy en día se sitúa el castillo.
La primera cita fiable a La Adrada corresponde a 1274, cuando el concejo de Ávila le concede en precario (es decir reservándose una posible devolución) la inmensa dehesa de la Avellaneda, cuya extensión abarcaba gran parte del futuro señorío, en aras de una mejor repoblación.
En 1393, su primer señor, López Dávalos, logra su secesión de Ávila, convirtiéndola en villa y capital de un extenso señorío que comprendía Sotillo de la Adrada, La Iglesuela, Piedralaves, Casavieja, Fresnedilla y Casillas. En este periodo las tierras de la Adrada fueron repobladas al parecer por gentes oriundas de La Estrada (Galicia) y Cinco Villas (Navarra).
En el siglo XV, tras un corto periodo en manos de Álvaro de Luna, el señorío pasaría a manos de D. Beltrán de la Cueva. El segundo hijo de éste, D. Antonio de la Cueva fundará el marquesado de La Adrada. El V marqués de la Adrada, Juan Francisco de Leyva y de la Cerda (1604- 77) llegaría a virrey de México.
Con la obtención del título de villa, La Adrada obtiene la facultad de celebrar un mercado semanal y la feria anual de Todos los Santos (en los primeros quince días de noviembre). En esta, según testimonios de la época, se traficaba, entre otros géneros, con tejidos, ganados, armas, vinos, pieles, esclavos, etc.
En el s. XVI la vida corriente de las gentes se impregna de un fuerte sello religioso. Entre las numerosas cofradías destaca por su espectacularidad la de la Sangre (fundada en 1555). El Jueves Santo a lo largo de dos kilómetros, dos filas de nazarenos se azotaban la espalda descubierta hasta teñirla de rojo con una cuerda trenzada de esparto y ensartada de puntas de hierro.
En 1627 se inicia un tortuoso pleito entre Ávila y el señorío de La Adrada. Aquella reclama la restitución de la dehesa de la Avellaneda, pero los regidores y vecinos de La Adrada se acogen al "Santa Rita, Rita…", encarcelando a sendos jueces reales (Rodrigo Martín y Antonio Flores) que pretendieron sucesivamente ejecutar el auto judicial que daba la razón a los abulenses. Al fin, tras 23 años de pleitos, ambos concejos firman la paz en 1651, año en que se firma una escritura de Concordia. Los pueblos del señorío se quedan con la Avellaneda a cambio del pago a Ávila de dos censos (préstamos a muy largo plazo): El último no se extinguió hasta 1970, año en que todavía se pagaban 150 pesetas anuales.
Singular era también la existencia de un hospital para viajeros pobres y vagabundos que proporcionaba 12 reales a los pobres de solemnidad cuando caían enfermos. Se trata al parecer de la antigua Casa de los Jerónimos, desde la cual los monjes del Escorial explotaron sendos molinos de papel en el municipio entre 1721 y 1830. La producción alcanzó su cénit a finales del s. XVIII (40.600 resmas) y el género de mayor calidad se destinó a imprimir bulas de la Santa Cruzada de Toledo (privilegios para que los fieles pudieran comer carne en cuaresma a cambio de un donativo).