Estamos en el mes de noviembre, la época del celo de la
cabra montés; por eso es fácil ver grandes rebaños puesto que en esta época los machos (que en otro tiempo están en rebaños aparte) se unen a las hembras para luchar entre ellos pudiéndose oír el choque de sus cuernos retumbar entre los riscos de la
sierra. El que resulte vencedor conseguirá aparearse con el mayor número de hembras que pueda. Pasado el celo, los rebaños vuelven a separarse y estarán, por un lado los machos de todas las edades y, por otro, las hembras con las crías del año anterior.