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Dentro de pocos meses, concretamente en Mayo del 2007, se celebrarán las próximas elecciones municipales. Los partidos políticos empiezan a movilizarse, como es lógico, para presentar en cada uno de los pueblos a sus mejores candidatos para Alcaldes y Concejales.
Recuerdo cuando fui elegido Alcalde por primera vez, pero no es de mí de quien voy a hablar porque ni quiero ni debo.Quiero recordar que conforme fui conociendo a mis compañeros de otros pueblos y partidos eran gentes sencillas que venían cargados de ilusión para mejorar la calidad de vida de todos sus vecinos.
Se vivió, y se vive, en los pueblos la auténtica democracia; la del respeto al quien no piensa como uno mismo. La mayoría no cobraba nada, éramos respetados por todas las administraciones e instituciones, fuesen del color que fuesen.
Eran personas y siguen siendo personas que anteponían y anteponen tanto los intereses personales como de partido a favor de acuerdos que benefician a sus vecinos, a sus pueblos; prueba de ello basta decir que la Federación de Municipios y Provincias de Castilla Leon ha adoptado y sigue adoptando el 99% de sus acuerdos por unanimidad.
Ha pasado el tiempo y la mayoría de los alcaldes y concejales siguen alimentándose en esos principios. Sin embargo, como ocurre en todos los colectivos, siempre hay quien no hace lo que debe, lo cual no creo que sea causa suficiente para que por ello se condene a todo el colectivo.
Ante la nueva tesitura de volverse a presentar a los comicios municipales, me comentaban algunos compañeros que «para qué nos vamos a presentar si ante estos jaleos que se están sacando ahora en algunos casos ni se nos concede la presunción de inocencia garantizada en nuestra Constitución».
«Si incluso, en estos casos, algunos desde los partidos políticos se están lanzando alcaldes contra otros». «Nos mezclan a todos por igual y cuando haces defensa de nuestra situación lo más que conseguimos -en muchos casos- es la contestación: bueno, bueno, todos iguales».
A lo anterior, se suma la creciente delegación de competencias por la Junta de Comunidades, competencias que asumimos la mayoría de los casos sin compensación económica, con el agravio que supone para las mal nutridas arcas municipales. A cambio, recibimos la desagradable contestación de su silencio.
Así cuando llamas -como alcalde- a las puertas de una Consejería, en algunos casos ni nos escuchan, como recientemente te ha pasado a tí, cuando has pedido insistentemente una entrevista al Consejero de Bienestar Social para tratar tu Residencia de Ancianos -problema competencial suyo- y no solamente no te lo ha resuelto sino que ni te han recibido y te han desviado al delegado correspondiente.
Los problemas con los que nos encontramos en el día a día de la vida municipal son innumerables, la lista -como sabéis- sería interminable. «Qué os voy a contar».
Y ante la soledad en la que nos encontramos, sabes tú que hay algunos lidercillos políticos (que le atribuyen esos cargos no por su valía sino por su actitud pelotera y palmera ), lidercillos que no han sido capaces no sólo de ganar sino que ni han empatado en sus correspondientes lugares; lidercillos que tiene la hipocresía de llamar campeones a los perdedores , y que se dignan a orientarte en tu quehacer diario, sintiendo la consiguiente humillación.
Pero, aún así, merece la pena estar y presentarse a las elecciones municipales, ya que pertenecemos al colectivo más honesto de la política, porque somos los que recibimos el voto más puro de la democracia, porque somos los que recibimos los votos de nuestros paisanos que nos conocen personalmente en nuestro día a día e incluso en algunos casos desde nuestra niñez; porque debemos combatir actitudes como las que se están dando actualmente y, sobre todo, porque debemos seguir trabajando por y para los vecinos de nuestros pueblos.
Recuerdo cuando fui elegido Alcalde por primera vez, pero no es de mí de quien voy a hablar porque ni quiero ni debo.Quiero recordar que conforme fui conociendo a mis compañeros de otros pueblos y partidos eran gentes sencillas que venían cargados de ilusión para mejorar la calidad de vida de todos sus vecinos.
Se vivió, y se vive, en los pueblos la auténtica democracia; la del respeto al quien no piensa como uno mismo. La mayoría no cobraba nada, éramos respetados por todas las administraciones e instituciones, fuesen del color que fuesen.
Eran personas y siguen siendo personas que anteponían y anteponen tanto los intereses personales como de partido a favor de acuerdos que benefician a sus vecinos, a sus pueblos; prueba de ello basta decir que la Federación de Municipios y Provincias de Castilla Leon ha adoptado y sigue adoptando el 99% de sus acuerdos por unanimidad.
Ha pasado el tiempo y la mayoría de los alcaldes y concejales siguen alimentándose en esos principios. Sin embargo, como ocurre en todos los colectivos, siempre hay quien no hace lo que debe, lo cual no creo que sea causa suficiente para que por ello se condene a todo el colectivo.
Ante la nueva tesitura de volverse a presentar a los comicios municipales, me comentaban algunos compañeros que «para qué nos vamos a presentar si ante estos jaleos que se están sacando ahora en algunos casos ni se nos concede la presunción de inocencia garantizada en nuestra Constitución».
«Si incluso, en estos casos, algunos desde los partidos políticos se están lanzando alcaldes contra otros». «Nos mezclan a todos por igual y cuando haces defensa de nuestra situación lo más que conseguimos -en muchos casos- es la contestación: bueno, bueno, todos iguales».
A lo anterior, se suma la creciente delegación de competencias por la Junta de Comunidades, competencias que asumimos la mayoría de los casos sin compensación económica, con el agravio que supone para las mal nutridas arcas municipales. A cambio, recibimos la desagradable contestación de su silencio.
Así cuando llamas -como alcalde- a las puertas de una Consejería, en algunos casos ni nos escuchan, como recientemente te ha pasado a tí, cuando has pedido insistentemente una entrevista al Consejero de Bienestar Social para tratar tu Residencia de Ancianos -problema competencial suyo- y no solamente no te lo ha resuelto sino que ni te han recibido y te han desviado al delegado correspondiente.
Los problemas con los que nos encontramos en el día a día de la vida municipal son innumerables, la lista -como sabéis- sería interminable. «Qué os voy a contar».
Y ante la soledad en la que nos encontramos, sabes tú que hay algunos lidercillos políticos (que le atribuyen esos cargos no por su valía sino por su actitud pelotera y palmera ), lidercillos que no han sido capaces no sólo de ganar sino que ni han empatado en sus correspondientes lugares; lidercillos que tiene la hipocresía de llamar campeones a los perdedores , y que se dignan a orientarte en tu quehacer diario, sintiendo la consiguiente humillación.
Pero, aún así, merece la pena estar y presentarse a las elecciones municipales, ya que pertenecemos al colectivo más honesto de la política, porque somos los que recibimos el voto más puro de la democracia, porque somos los que recibimos los votos de nuestros paisanos que nos conocen personalmente en nuestro día a día e incluso en algunos casos desde nuestra niñez; porque debemos combatir actitudes como las que se están dando actualmente y, sobre todo, porque debemos seguir trabajando por y para los vecinos de nuestros pueblos.