Muy a menudo los alcaldes se convierten en los protagonistas de las peores noticias de la semana. Escándalos, corruptelas, decisiones arbitriarias, gastos inexplicables en obras faraónicas de enterramientos de autovías y demás circunstancias que merodean cada mañana en el magín de las mentes prodigiosas que nos gobiernan, les convierten en diana de chistes, mofas y cabreos varios. Por culparles, les echamos hasta las broncas que se merecen otras administraciones.
Al fin y al cabo, alcalde se es las 24 horas del día, sobre todo en los pequeños pueblos, donde el regidor sirve de 'chica para todo'. Es, precisamente, en los pueblecitos de España donde la profesión de alcalde es más peligrosa. En cuántos municipios no han acabado los plenos municipales con intentos de agresión (o sin intento), improperios varios o familias enteras que no se vuelven a dirigir la palabra. Ser alcalde es desde luego una profesión de riesgo.
Al fin y al cabo, alcalde se es las 24 horas del día, sobre todo en los pequeños pueblos, donde el regidor sirve de 'chica para todo'. Es, precisamente, en los pueblecitos de España donde la profesión de alcalde es más peligrosa. En cuántos municipios no han acabado los plenos municipales con intentos de agresión (o sin intento), improperios varios o familias enteras que no se vuelven a dirigir la palabra. Ser alcalde es desde luego una profesión de riesgo.