Santa María y
San Nicolás, cada una con dos
ábsides guarnecidos de arquería y sin uno de los laterales, la segunda con alta
torre reforzada al parecer por un tosco revestimiento de ladrillo, que le quita su gentileza y no viene bien con la octógona aguja del renlate labrada de escamas como la de la Antigua de
Valladolid. En medio de ambos templos se levanta otra torre, no parroquial sino perteneciente a la destruida
casa del corregidor, donde está aún la
campana concejil, e inmediatamente cae el
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