Nunca pensamos que se haría realidad tan pronto. Ha quedado bastante bien, teniendo en cuenta que temíamos que no iba a ser fácil verla de nuevo en buen estado. Echaremos de menos la veleta, que espero que quede en la iglesia a buen recaudo. Nunca más veremos a los gorriatos, a los tordos, a los chirles (vencejos) y a las chovas anidar y a rondar la torre como perfecta atalaya ya que al tapar los agujeros desaparece la posibilidad de que sea el hogar de tantas aves.