VILLAR Y OTROS DE LA COMARCA DEL CORNEJA EN LA AGONIA.
Donde nadie nace ni crece,
Solo mueren.
Donde la vida se va deshaciendo
En las tardes melancólicas
desde la distancia, viene la
imagen de los recuerdos de
mi infancia. De niños jugando
corriendo en las calles.
¡Siento el griterío de otros chavales!
Aunque hace ya tanto tiempo
que el recuerdo se ha cubierto
de polvo y nieve, de veranos y otoños.
Mis cabellos ya nevaditos.
Los niños ya son mayores
tristes el pueblo está sin ellos,
no hay recreo ni colegio.
¡Que tristeza no anda los molinos,
las norias todas paradas ¡
Las zarzas dueñas de los caminos.
¡Qué triste estás, pueblo sin niños!
La esquelética torre: sigue adornada
con el mismo plumaje y la dueña del
nido suspendido en una pata, triste,
contempla un pueblo moribundo,
embocado hacia la muerte.
Todo duerme en el olvido
y el mochuelo en el olivo.
Me subo en todo lo alto
buscando el tiempo pasado,
roto ya de tanto usarlo.
Todo al fin se desvanece,
la solución no aparece.
El pueblo está dormido.
La tarde es trasparente
como el agua, la noche
esta clara, la luna alumbra la calle,
todo conduce a la muerte.
Llantos, risas, alegrías y penas
del pasado.
¡Que sólo te estás quedando! Sólo triste y abandonado.
Tus hijos no están contigo,
están llorando tu muerte.
¡Tú que me viste nacer
no quiero verte morir! ... (ver texto completo)
Donde nadie nace ni crece,
Solo mueren.
Donde la vida se va deshaciendo
En las tardes melancólicas
desde la distancia, viene la
imagen de los recuerdos de
mi infancia. De niños jugando
corriendo en las calles.
¡Siento el griterío de otros chavales!
Aunque hace ya tanto tiempo
que el recuerdo se ha cubierto
de polvo y nieve, de veranos y otoños.
Mis cabellos ya nevaditos.
Los niños ya son mayores
tristes el pueblo está sin ellos,
no hay recreo ni colegio.
¡Que tristeza no anda los molinos,
las norias todas paradas ¡
Las zarzas dueñas de los caminos.
¡Qué triste estás, pueblo sin niños!
La esquelética torre: sigue adornada
con el mismo plumaje y la dueña del
nido suspendido en una pata, triste,
contempla un pueblo moribundo,
embocado hacia la muerte.
Todo duerme en el olvido
y el mochuelo en el olivo.
Me subo en todo lo alto
buscando el tiempo pasado,
roto ya de tanto usarlo.
Todo al fin se desvanece,
la solución no aparece.
El pueblo está dormido.
La tarde es trasparente
como el agua, la noche
esta clara, la luna alumbra la calle,
todo conduce a la muerte.
Llantos, risas, alegrías y penas
del pasado.
¡Que sólo te estás quedando! Sólo triste y abandonado.
Tus hijos no están contigo,
están llorando tu muerte.
¡Tú que me viste nacer
no quiero verte morir! ... (ver texto completo)