Las viejas chimeneas que existían en todas las casas del pueblo de Mesegar y que en los meses de duro invierno y también en el otoño, incluso en primavera, dejaban adivinar la vida que dentro de cada una de esas casas existía
Aún hoy, cuando visitamos el pueblo, podemos a primera hora de la mañana o al anochecer, oler el aroma que se desprende de alguna de esas chimeneas, que siguen siendo utilizadas por los pocos vecinos que quedan y ver el reguero de humo que se pierde a lo largo del horizonte
Chimeneas,... A pesar de los avances de la tecnología, sigo preferiendo un buen café con una buena conversación ante la chimenea, despues de un buen paseo por nuestro campo.
Saludos a todos. Os esperamos en el pueblo, para Santiago y Santa Ana. De la unión de la piedra y el fuego nace la sensación de bienestar, el alma de una casa es el calor de un hogar. Calor, amor, conversaciones, trasnochas y tantas cosas en esas cocinas... Serán de las pocas chimeas que queden en el pueblo, a mi me gusta.