Por Santa Ana
Yo vivia cuando tenia 10 años en mi pueblo, pueblecito pequeño en la mismisima falda de de Gredos delimita solamente el cauce del Rio Corneja.
Cuando conocí. A un tipo rubio, muy alto y delgado, con los pies muy grandes lo mismo que su nariz, de unos cuarenta años de edad, pantalones blancos, muy anchos (los mios eran cortos por medio muslo y de pana) zapatos también muy grandes a juego y un sueter. -o jersey que a todo llamábamos nosotros lo mismo- rojo. El tipo parecía mundano pero distraído al mismo tiempo.
Caminaba sin prisa, con una elegancia para mi desconocida, y se detenía en cualquier parte como sin motivo, a mi me parecía que lo hacía todo, con aparente interés y al mismo tiempo con relajada despreocupación, como si ser extranjero fuese un acto de resignación, un cansancio que no viniese precedido de un esfuerzo, sino de la circunstancia
Llegó el tal extranjero hasta la plaza del pueblo. y nosotros mi amigo Gayo (que no Gallo) y yo, estamos solos en la plaza de arriba mirando en las paredes de el portalillo de la Iglesia de Santa Ana cuya fiesta se celebra el 26 de este mes por cierto, y como les decía estábamos mirando el último toro que havia pintado Telesforo (Güebra para los amigos) >que de haber entrado este muchacho entonces en una escuela de bellas artes hubiera superado a Velázquez <
A mi me parecia que aquel extranjero tenia diez metros de ancho de espaldas, Anochecía y desanduve solo el camino hasta casa de Conde (el de la taberna) en la plaza de abajo, le conté que acababa de ver a un extranjero. A Trini, que era muy escéptico me miró y me dijo muy serio que lo mío seguramente era una bobería.
Felices Fiestas de Santa Ana
Yo vivia cuando tenia 10 años en mi pueblo, pueblecito pequeño en la mismisima falda de de Gredos delimita solamente el cauce del Rio Corneja.
Cuando conocí. A un tipo rubio, muy alto y delgado, con los pies muy grandes lo mismo que su nariz, de unos cuarenta años de edad, pantalones blancos, muy anchos (los mios eran cortos por medio muslo y de pana) zapatos también muy grandes a juego y un sueter. -o jersey que a todo llamábamos nosotros lo mismo- rojo. El tipo parecía mundano pero distraído al mismo tiempo.
Caminaba sin prisa, con una elegancia para mi desconocida, y se detenía en cualquier parte como sin motivo, a mi me parecía que lo hacía todo, con aparente interés y al mismo tiempo con relajada despreocupación, como si ser extranjero fuese un acto de resignación, un cansancio que no viniese precedido de un esfuerzo, sino de la circunstancia
Llegó el tal extranjero hasta la plaza del pueblo. y nosotros mi amigo Gayo (que no Gallo) y yo, estamos solos en la plaza de arriba mirando en las paredes de el portalillo de la Iglesia de Santa Ana cuya fiesta se celebra el 26 de este mes por cierto, y como les decía estábamos mirando el último toro que havia pintado Telesforo (Güebra para los amigos) >que de haber entrado este muchacho entonces en una escuela de bellas artes hubiera superado a Velázquez <
A mi me parecia que aquel extranjero tenia diez metros de ancho de espaldas, Anochecía y desanduve solo el camino hasta casa de Conde (el de la taberna) en la plaza de abajo, le conté que acababa de ver a un extranjero. A Trini, que era muy escéptico me miró y me dijo muy serio que lo mío seguramente era una bobería.
Felices Fiestas de Santa Ana