LA DECADA DE LOS CINCUENTA EN LOS PUEBLOS DEL CORNEJA ÁVILA.
DEDICADO A LOS PAÑEROS DEL CORNEJA.
Pido a los santos del cielo
que ayuden mi pensamiento,
les pido en este momento
que voy a contar mi historia,
me refresque la memoria
y aclaren mi entendimiento.
Pido a Santa Marina y al Cristo
de Berrocal que son Santos Milagrosos,
que vengan los dos en mi ayuda
que la lengua se me anuda
y se me nubla la vista.
Pido a Dios que me asista
en esta ocasión tan ruda.
¡Nadie me hable de penas!.
Porque muchas las he visto
y otras las he vivido.
Hasta para dar y prestar
quien lo tiene que pasar
entre sufrimiento y llanto
porque nada enseña tanto
como el sufrir y el llorar.
Es sabido por todos que de mi madre,
fueron ocho los que vivieron.
Más ya no existe el tercero,
que fue mi compañero
y el más querido de todos.
Nací y viví en un pueblo casi aldea.
Donde todo se menea
no dejan parar a nadie
desde el chiquito al más
grande.
¡Veo en el horizonte, cuatro negras figuras andando,
un sol de justicia y una cosa colgando!
Es una negra yunta de lentos bueyes arando.
Con un pantalón remendón que negro parece ser
un hombre inclinado a la yunta va mandando.
Con gorra de paja y luto pardo la mujer
mete semillas y va sembrando.
Bajo el pesado yugo que
a la yunta va sujetando,
cuelga una cesta de mimbre
y paja que se va meneando.
¡Es la cuna de un niño
que dormido va arando!.
Los niños con sus ganados
les hiere el calor y el frío.
¿Quién les dejo sin colegio?,
¿Quién les rompió los vestidos?,
¿Quién les puso los deberes
y les quito los derechos?
Trabajando como blancos
y comiendo como negros.
Vida de subsistencia
los granos que nos quedan
son para la sementera.
Se luchaba por las lindes
porque eran herencias humildes.
Cambiábamos con los vecinos
lo poco que nos sobraba,
a ver si el invierno pasaba.
Apenas la madrugada
empezaba a colorear
y los gallos a cantar.
Era cosa de largarse.
Cada cual a trabajar
y montado en su pollino
cada cual a su destino.
Los polvorientos caminos
son como el batan
que son muchos los que vienen
y son muchos los que van.
La solitaria carretera,
un coche paso ayer
¡Pero viajeros en burro,
pasan más que lleva un
tren!.
No es raro que uno le falte
lo que a alguno otro le sobre.
¡Por huevos lo cambiaremos pues
no hay monedas de cobre!
Así hizo Dios el mundo.
Así de triste es la vida.
Para toda esta escondida
la buena a la mala suerte.
Desde chiquito gané
la vida con mi trabajo
y aun que siempre estuve
abajo y no supe que es subir
hasta que ha vender paños
me fui.
¡Yo me voy le dije al pueblo
y también a mi vecino!.
Donde la suerte me lleve.
Andaré por los caminos
hasta encontrar mi destino.
Ganando poco y gastando menos
luchando y empujando a la miseria,
dando vueltas con un carro como
da vueltas la noria.
Pueblos de Valladolid, Burgos,
Avila, Segovia y Soria.
Para mí el campo son flores
desde que libre me veo
donde me lleve el deseo
andando de pueblo en pueblo.
Llamando de casa en casa.
En ese cruce de caminos
quiso Dios y el destino,
conocer a Angel y Rufino
que al ser mayores que yo
a veces me aconsejaron
¡y yo, aconsejar me deje!.
Más nunca olvidare
lo mucho que enseñaron
¡y yo que quise aprender!
Unimos nuestras fuerzas
empujando hacia delante
agarrados al volante,
como una tela de araña
recorrimos toda España.
Más no me cabe en la memoria
las vueltas que dio la noria.
Los años que estuvimos hasta
poderla parar
y en un sitio seguro podernos
instalar.
Algunos no se marcharon
por falta de decisión.
No quisieron dejar su hacienda
y pagar contribución.
Los pobrecitos muchachos
entre tantas aficiones
se contrataban de peones.
¡Poco podían trabajar,
si eran como pichones
sin acabar de emplumar!
Los hijos de esa mujer
ahora ya no tienen madre.
La guerra les quito al padre.
A la deriva la suerte los deja,
a la base en el Corneja
y sin nadie que les proteja
y sin perro que les ladré.
Que pena de los muchachos tal vez
no tengan donde abrigarse
ni nada para sujetarse
ni rincón donde meterse
ni ropa que ponerse
ni capa con que taparse.
Así hizo Dios el mundo.
Así de triste es la vida.
Para todos está escondida
la buena o la mala suerte.
Después de lo que pasamos
luchando por esas tierras.
Después me contó un vecino
que en ese campo vivió
que con sudor y sangre lo defendió.
Que el campo se perdió
la hacienda no se vendió,
que no pagan arrendamientos
y todo se abandono.
A esta generación os pido de corazón
si os cuesta mucho esto entender.
Nunca debéis de olvidar lo que
Acabáis de leer.
Nunca podéis asegurar que de esta
fuente no he de beber.
Por eso el recordar no es para
mal de ninguno,
Sino para bien de todos.
Ahora desde un centro
vendemos los paños dentro.
En vez de tener que ir
vienen ellas a buscarnos
sin caminos que sufrir,
en casa podemos dormir.
A los que mucho ayude lo hice
sin interés y nunca me preocupe.
Ahora no estoy preocupado por
lo que hice o di,
sino por lo que me niegan.
Enviado por fausto díaz el 28/03/2017 a las 22:47
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DEDICADO A LOS PAÑEROS DEL CORNEJA.
Pido a los santos del cielo
que ayuden mi pensamiento,
les pido en este momento
que voy a contar mi historia,
me refresque la memoria
y aclaren mi entendimiento.
Pido a Santa Marina y al Cristo
de Berrocal que son Santos Milagrosos,
que vengan los dos en mi ayuda
que la lengua se me anuda
y se me nubla la vista.
Pido a Dios que me asista
en esta ocasión tan ruda.
¡Nadie me hable de penas!.
Porque muchas las he visto
y otras las he vivido.
Hasta para dar y prestar
quien lo tiene que pasar
entre sufrimiento y llanto
porque nada enseña tanto
como el sufrir y el llorar.
Es sabido por todos que de mi madre,
fueron ocho los que vivieron.
Más ya no existe el tercero,
que fue mi compañero
y el más querido de todos.
Nací y viví en un pueblo casi aldea.
Donde todo se menea
no dejan parar a nadie
desde el chiquito al más
grande.
¡Veo en el horizonte, cuatro negras figuras andando,
un sol de justicia y una cosa colgando!
Es una negra yunta de lentos bueyes arando.
Con un pantalón remendón que negro parece ser
un hombre inclinado a la yunta va mandando.
Con gorra de paja y luto pardo la mujer
mete semillas y va sembrando.
Bajo el pesado yugo que
a la yunta va sujetando,
cuelga una cesta de mimbre
y paja que se va meneando.
¡Es la cuna de un niño
que dormido va arando!.
Los niños con sus ganados
les hiere el calor y el frío.
¿Quién les dejo sin colegio?,
¿Quién les rompió los vestidos?,
¿Quién les puso los deberes
y les quito los derechos?
Trabajando como blancos
y comiendo como negros.
Vida de subsistencia
los granos que nos quedan
son para la sementera.
Se luchaba por las lindes
porque eran herencias humildes.
Cambiábamos con los vecinos
lo poco que nos sobraba,
a ver si el invierno pasaba.
Apenas la madrugada
empezaba a colorear
y los gallos a cantar.
Era cosa de largarse.
Cada cual a trabajar
y montado en su pollino
cada cual a su destino.
Los polvorientos caminos
son como el batan
que son muchos los que vienen
y son muchos los que van.
La solitaria carretera,
un coche paso ayer
¡Pero viajeros en burro,
pasan más que lleva un
tren!.
No es raro que uno le falte
lo que a alguno otro le sobre.
¡Por huevos lo cambiaremos pues
no hay monedas de cobre!
Así hizo Dios el mundo.
Así de triste es la vida.
Para toda esta escondida
la buena a la mala suerte.
Desde chiquito gané
la vida con mi trabajo
y aun que siempre estuve
abajo y no supe que es subir
hasta que ha vender paños
me fui.
¡Yo me voy le dije al pueblo
y también a mi vecino!.
Donde la suerte me lleve.
Andaré por los caminos
hasta encontrar mi destino.
Ganando poco y gastando menos
luchando y empujando a la miseria,
dando vueltas con un carro como
da vueltas la noria.
Pueblos de Valladolid, Burgos,
Avila, Segovia y Soria.
Para mí el campo son flores
desde que libre me veo
donde me lleve el deseo
andando de pueblo en pueblo.
Llamando de casa en casa.
En ese cruce de caminos
quiso Dios y el destino,
conocer a Angel y Rufino
que al ser mayores que yo
a veces me aconsejaron
¡y yo, aconsejar me deje!.
Más nunca olvidare
lo mucho que enseñaron
¡y yo que quise aprender!
Unimos nuestras fuerzas
empujando hacia delante
agarrados al volante,
como una tela de araña
recorrimos toda España.
Más no me cabe en la memoria
las vueltas que dio la noria.
Los años que estuvimos hasta
poderla parar
y en un sitio seguro podernos
instalar.
Algunos no se marcharon
por falta de decisión.
No quisieron dejar su hacienda
y pagar contribución.
Los pobrecitos muchachos
entre tantas aficiones
se contrataban de peones.
¡Poco podían trabajar,
si eran como pichones
sin acabar de emplumar!
Los hijos de esa mujer
ahora ya no tienen madre.
La guerra les quito al padre.
A la deriva la suerte los deja,
a la base en el Corneja
y sin nadie que les proteja
y sin perro que les ladré.
Que pena de los muchachos tal vez
no tengan donde abrigarse
ni nada para sujetarse
ni rincón donde meterse
ni ropa que ponerse
ni capa con que taparse.
Así hizo Dios el mundo.
Así de triste es la vida.
Para todos está escondida
la buena o la mala suerte.
Después de lo que pasamos
luchando por esas tierras.
Después me contó un vecino
que en ese campo vivió
que con sudor y sangre lo defendió.
Que el campo se perdió
la hacienda no se vendió,
que no pagan arrendamientos
y todo se abandono.
A esta generación os pido de corazón
si os cuesta mucho esto entender.
Nunca debéis de olvidar lo que
Acabáis de leer.
Nunca podéis asegurar que de esta
fuente no he de beber.
Por eso el recordar no es para
mal de ninguno,
Sino para bien de todos.
Ahora desde un centro
vendemos los paños dentro.
En vez de tener que ir
vienen ellas a buscarnos
sin caminos que sufrir,
en casa podemos dormir.
A los que mucho ayude lo hice
sin interés y nunca me preocupe.
Ahora no estoy preocupado por
lo que hice o di,
sino por lo que me niegan.
Enviado por fausto díaz el 28/03/2017 a las 22:47
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