EL HOMBRE Y LA MUJER.
El hombre es la más elevada de las criaturas.
La mujer el más sublime de los ideales.
Dios hizo para el hombre un trono y para la mujer un altar.
El trono exalta; el altar santifica.
El hombre es cerebro; la mujer corazón.
El cerebro fabrica la luz; el corazón produce al amor.
La luz fecunda; el amor resuena.
El hombre es genio; la mujer es ángel.
El genio es inmensurable; el ángel es indefinible.
La aspiración del hombre es la suprema gloría.
La superación de la mujer es la virtud extrema.
La gloria hace lo grande; la mujer un evangelio.
El código corrige; el evangelio perfecciona.
El hombre es océano; la mujer es lago.
El océano tiene la perla que adorna; el lago la poesía que
vislumbra.
El hombre es el águila que vuela; la mujer el ruiseñor
que canta.
Volar es dominar el espacio: cantar es conquistar el alma.
En fin, el hombre está colocado donde termina la tierra.
La mujer donde comienza el cielo.
Autor: Alejandro Jiménez Jiménez 2003.
El hombre es la más elevada de las criaturas.
La mujer el más sublime de los ideales.
Dios hizo para el hombre un trono y para la mujer un altar.
El trono exalta; el altar santifica.
El hombre es cerebro; la mujer corazón.
El cerebro fabrica la luz; el corazón produce al amor.
La luz fecunda; el amor resuena.
El hombre es genio; la mujer es ángel.
El genio es inmensurable; el ángel es indefinible.
La aspiración del hombre es la suprema gloría.
La superación de la mujer es la virtud extrema.
La gloria hace lo grande; la mujer un evangelio.
El código corrige; el evangelio perfecciona.
El hombre es océano; la mujer es lago.
El océano tiene la perla que adorna; el lago la poesía que
vislumbra.
El hombre es el águila que vuela; la mujer el ruiseñor
que canta.
Volar es dominar el espacio: cantar es conquistar el alma.
En fin, el hombre está colocado donde termina la tierra.
La mujer donde comienza el cielo.
Autor: Alejandro Jiménez Jiménez 2003.