A pesar de que ya han pasado muchos años desde que dejé mi adorado Crespos, para ir a Burgos a formar una familia y una vida, nunca olvido mi pequeña casa en mi pequeño pueblo. Soy miles de recuerdos, tantos buenos como menos buenos, de la gente que me vió nacer y crecer. De la Iglesía donde fuí bautizada, el día de mi comunión... Recuerdo el calor de los veranos y las noches heladas del invierno más cruel de Castilla. Añoro esas amigas que hice y que algunas (casi todas) se fueron igual que yo a ... (ver texto completo)