PARA PENSAR
El dinero y todos los bienes materiales tienen valor si valen para la vida definitiva, que ya ha comenzado.
Con lo que consumimos y tiramos, además de embotar nuestro espíritu aumentamos la miseria del resto del mundo y destruimos el planeta.
Jesús nos invita a plantearnos que el verdadero tesoro para nuestras vidas no proviene de las posesiones materiales que consigamos y acumulemos, sino de lo que seamos capaces de dar y recibir como don. ¿Quién es rico ante Dios?