Recortando los flanos de las laderas,
bordadas de risueño, verde plantío,
van alegres cantando, con rumbo al
río,
en bullidor enjambre, las lavanderas.
Cada cual va a su sitio. Con mil maneras
buscan sus viejas
piedras; tiran el lío;
y ansiosas se preparan bajo el sombrío
y encantado ramaje de las riberas.
Comienza la faena cansada, dura;
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