Los equivocados
Hay gente que vive con una gota de acíbar
en la boca... y no sabe o no puede decir
palabras buenas, amables, dulces, tiernas.
Todo lo que sale de sus labios
es duro y agresivo, a veces cruel.
Se le teme y se le odia.
Nadie puede amar a quien hace daño
porque sí, nadie puede comprender
esa enfermiza necesidad de ofender.
Al principio se piensa en una reacción
del momento, en algo esporádico
o episódico, pero después, cuando
se conoce la modalidad del que tiene
ese amargor en los labios,
se lo juzga duramente.
Y se lo castiga dejándolo solo,
destilando su hiel, su veneno...
¿A quién daña entonces?
A si mismo más que a los otros.
Y tal vez en ese momento de soledad,
que comienza sin que siquiera se de cuenta,
se inicia el calvario más tremendo.
Porque no se puede detener, no puede
convertir en dulzura ese amargo sabor
que le pinta la boca, ese malsano impulso
de decir palabras hirientes, descorteses.
No sabe pedir disculpas, ni perdón.
No sabe decir te quiero. No sabe sonreír.
Y aunque se de cuenta que sólo con esas
manifestaciones podría cambiar el curso
de su vida... no lo hace.
El acíbar que ha ido extendiéndose por toda
su alma lo ha convertido en un ser negativo,
maligno y vengativo.
Desgraciadamente existen personas así
que te hacen daño sin razón alguna,
tanto que el dolor que provocan en ti
puede durar para el resto de tu vida.
Muchas veces deberíamos reflexionar
antes de hablar, porque cuando tus palabras
no van a ser mejor que tu silencio...
lo mejor es no decir nada.
Me gustaría dedicar este escrito a todos
los padres y las madres... me gustaría
pedirles que amen a sus hijos, que hagan
de ellos personas muy humanas capaces
de sentir, de comprender, de escuchar.
Y que vean que un hijo es una obra maravillosa
que ha nacido a través de ellos pero
que no les pertenece.
Los hijos tienen su forma de pensar, de sentir,
de actuar... y aunque no sea como a ti te guste,
respétalo, no le impongas las cosas, no le digas
un NO sin razones, no lo anules.
A veces el dolor que queda es demasiado grande
y cuando se quiere arreglar probablemente sea tarde.
forodecuyo ... (ver texto completo)
Hay gente que vive con una gota de acíbar
en la boca... y no sabe o no puede decir
palabras buenas, amables, dulces, tiernas.
Todo lo que sale de sus labios
es duro y agresivo, a veces cruel.
Se le teme y se le odia.
Nadie puede amar a quien hace daño
porque sí, nadie puede comprender
esa enfermiza necesidad de ofender.
Al principio se piensa en una reacción
del momento, en algo esporádico
o episódico, pero después, cuando
se conoce la modalidad del que tiene
ese amargor en los labios,
se lo juzga duramente.
Y se lo castiga dejándolo solo,
destilando su hiel, su veneno...
¿A quién daña entonces?
A si mismo más que a los otros.
Y tal vez en ese momento de soledad,
que comienza sin que siquiera se de cuenta,
se inicia el calvario más tremendo.
Porque no se puede detener, no puede
convertir en dulzura ese amargo sabor
que le pinta la boca, ese malsano impulso
de decir palabras hirientes, descorteses.
No sabe pedir disculpas, ni perdón.
No sabe decir te quiero. No sabe sonreír.
Y aunque se de cuenta que sólo con esas
manifestaciones podría cambiar el curso
de su vida... no lo hace.
El acíbar que ha ido extendiéndose por toda
su alma lo ha convertido en un ser negativo,
maligno y vengativo.
Desgraciadamente existen personas así
que te hacen daño sin razón alguna,
tanto que el dolor que provocan en ti
puede durar para el resto de tu vida.
Muchas veces deberíamos reflexionar
antes de hablar, porque cuando tus palabras
no van a ser mejor que tu silencio...
lo mejor es no decir nada.
Me gustaría dedicar este escrito a todos
los padres y las madres... me gustaría
pedirles que amen a sus hijos, que hagan
de ellos personas muy humanas capaces
de sentir, de comprender, de escuchar.
Y que vean que un hijo es una obra maravillosa
que ha nacido a través de ellos pero
que no les pertenece.
Los hijos tienen su forma de pensar, de sentir,
de actuar... y aunque no sea como a ti te guste,
respétalo, no le impongas las cosas, no le digas
un NO sin razones, no lo anules.
A veces el dolor que queda es demasiado grande
y cuando se quiere arreglar probablemente sea tarde.
forodecuyo ... (ver texto completo)