La primavera está muy prestigiada, pero
es mejor el verano.
Y también esas grietas que el otoño
forma al interceder con los domingos
en algunas ciudades
ya de por sí amarillas como plátanos.
El invierno elimina muchos sitios:
quicios de puertas orientadas al norte,
orillas de los ríos,
bancos públicos.... Y sobre todo nos quitaba el frio una rebanada de pan mojado en el aguardiente y un poco de azucar por encima ¡Que bien nos venia! Ni que lo digas Saludos al aguardientero:
Que bueno estaba el aguardiente con rosquillos, cuando se metian aros. vaya un tío mas machote.