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NARROS DEL CASTILLO: ENTREGA...

ENTREGA

Pasaba la procesión

con paso lento y sereno,

era muda la pasión

sentida en el Nazareno.

Una túnica morada.

Con puntas largas y finas

una corona de espinas

en la cabeza clavada.

Iba el Cristo de la paz

con el cuerpo macerado,

ensangrentada su faz.

Triste, solo y angustiado.

Sentí pena y amargura.

Y amor, porque mi pecado

redimió con la tortura

de morir crucificado.

“Tiene los días contados

- una saeta decía -

le van a crucificar

para que nuestros pecados

Dios los pueda perdonar.”

Entre el llanto y la alegría,

al compás de los tambores,

pasaba la cofradía,

entregando sus amores

a Jesús en su agonía.

Lloraban campos baldíos,

los montes y los sembrados,

las colinas y los ríos,

porque el Rey de los judíos

morirá por mis pecados.

Siguiendo la procesión:

de hombres, mujeres y niños,

sentí en mí la salvación,

rece una muda oración

y me entregué a su cariño.

Ángel Luís Sánchez Fernández