EL AJO.
En Madrid robé un ajo a una tendera.
Me ordenó la justicia que el ajo diera.
Como mi fama y mi honra estaban allí
me arreglé de manera que el ajo dí.
Un buen amigo al verme
"muy bien hiciste" -dijo-
"pues he sabido que el ajo diste".
Y a quien murmuró, ufano así contestó:
"Sabed todos, imbéciles que el ajo dio".
En Madrid robé un ajo a una tendera.
Me ordenó la justicia que el ajo diera.
Como mi fama y mi honra estaban allí
me arreglé de manera que el ajo dí.
Un buen amigo al verme
"muy bien hiciste" -dijo-
"pues he sabido que el ajo diste".
Y a quien murmuró, ufano así contestó:
"Sabed todos, imbéciles que el ajo dio".