Queridas y estimados:
Buenos días a todos.
Rubí, sí que pasamos por tu pueblo, lo que ocurre, es que no escribimos, como debiéramos, será por vaguería. Pero leer, leemos.
Hece un año.-
Vuelvo por Avila y me la encuentro hecha una bombonera, y no lo digo por las yemas de Santa Teresa y por la mucha repostería tan característica de las ciudades arrimadas al clero: las calles estaban limpias y cuidadas (deberíamos aprender). La restauración paciente ha hecho rsplandecer viejos palacios ocultos por la costra y un domingo por la tarde -cuando en tantas ciudades encuentras hotel sin dificultad-, me quedé la última habitación disponible de un buen hostal del centro. Restaurantes de mucho trapío sacaban a la calle las cartelas con el menú, a la caza del cliente dominical. Los balcones pregonaban cursos de "spanish language and civilization". Me pregunto cómo de grande debe ser la parte de nuestra riqueza que depende del turismo, en concreto del turismo de ciudades, cultural y rural, y me contesto que mucho.
La fiesta caníbal del ladrillo no sólo arrasó algunos parajes únicos. Si no les conmueven la liebre y la retama, reparen en el riesgo que supuso para la única de nuestras industrias que ha mostrado vocación de permanencia y capacidad de diversificarse. Aparte de eso, tenemos algunas actividades más: pesca en declive, minería en picado, horticultura, una fabulosa industria del vino y el aceite y buenas manitas para revolverlo todo y presentarlo en la mesa. ¿Algo más? Poco más y me refiero a la economía productiva, que la otra sólo son variantes del timo de la estampita y de los negocios piramidales.
Casi nadie veía hace un año la crisis de la construcción que se nos venía encima y no sólo por la dificultad inherente al manejo de las artes adivinatorias sino, por la sencilla razón, de que el número de personas empeñadas en que lo creyéramos era lo bastante grande y su relevancia suficientemente visible. De vez en cuando salía un experto por la radio y, ante el descomunal crecimiento de los créditos al consumo, decía que los españoles "aún tenían capacidad de endeudamiento". Eso era, hace un año.
Venga, besos a las chicas y abrazos a los chicos.
Eufra7.
Buenos días a todos.
Rubí, sí que pasamos por tu pueblo, lo que ocurre, es que no escribimos, como debiéramos, será por vaguería. Pero leer, leemos.
Hece un año.-
Vuelvo por Avila y me la encuentro hecha una bombonera, y no lo digo por las yemas de Santa Teresa y por la mucha repostería tan característica de las ciudades arrimadas al clero: las calles estaban limpias y cuidadas (deberíamos aprender). La restauración paciente ha hecho rsplandecer viejos palacios ocultos por la costra y un domingo por la tarde -cuando en tantas ciudades encuentras hotel sin dificultad-, me quedé la última habitación disponible de un buen hostal del centro. Restaurantes de mucho trapío sacaban a la calle las cartelas con el menú, a la caza del cliente dominical. Los balcones pregonaban cursos de "spanish language and civilization". Me pregunto cómo de grande debe ser la parte de nuestra riqueza que depende del turismo, en concreto del turismo de ciudades, cultural y rural, y me contesto que mucho.
La fiesta caníbal del ladrillo no sólo arrasó algunos parajes únicos. Si no les conmueven la liebre y la retama, reparen en el riesgo que supuso para la única de nuestras industrias que ha mostrado vocación de permanencia y capacidad de diversificarse. Aparte de eso, tenemos algunas actividades más: pesca en declive, minería en picado, horticultura, una fabulosa industria del vino y el aceite y buenas manitas para revolverlo todo y presentarlo en la mesa. ¿Algo más? Poco más y me refiero a la economía productiva, que la otra sólo son variantes del timo de la estampita y de los negocios piramidales.
Casi nadie veía hace un año la crisis de la construcción que se nos venía encima y no sólo por la dificultad inherente al manejo de las artes adivinatorias sino, por la sencilla razón, de que el número de personas empeñadas en que lo creyéramos era lo bastante grande y su relevancia suficientemente visible. De vez en cuando salía un experto por la radio y, ante el descomunal crecimiento de los créditos al consumo, decía que los españoles "aún tenían capacidad de endeudamiento". Eso era, hace un año.
Venga, besos a las chicas y abrazos a los chicos.
Eufra7.