Estos ojos que en ti tengo clavados
no quieren ver tu culpa ni tu pena;
no quieren ver las huellas en la arena
incontable del mar de tus pecados.
Estos brazos, por clavos traspasados,
se te entregan igual que una patena;
son de Dios alas, abren la cadena
perpetua del penal de tus pecados.
Y estos pies pisotean tus pecados,
quietos estan, sujetos a madero,
quietos para aguardarte así enclavados.
Ven a esta Cruz, donde por ti me muero.
Que si mucho crecieron tus pecados,
más florece el perdón con que te espero
no quieren ver tu culpa ni tu pena;
no quieren ver las huellas en la arena
incontable del mar de tus pecados.
Estos brazos, por clavos traspasados,
se te entregan igual que una patena;
son de Dios alas, abren la cadena
perpetua del penal de tus pecados.
Y estos pies pisotean tus pecados,
quietos estan, sujetos a madero,
quietos para aguardarte así enclavados.
Ven a esta Cruz, donde por ti me muero.
Que si mucho crecieron tus pecados,
más florece el perdón con que te espero