NARROS DEL CASTILLO: Para el profano la ancianidad es invierno; para el...

Para el profano la ancianidad es invierno; para el sabio es la estación de la cosecha.
El crepúsculo de la vida trae consigo su propia lámpara.
Hay una primavera que no vuelve jamás y otra que es eterna;
la primera es la juventud del cuerpo, la segunda es la juventud del alma.