NARROS DEL CASTILLO: Puerto Padre siempre fue una ciudad muy tranquila,...

Puerto Padre siempre fue una ciudad muy tranquila, donde la delincuencia era casi desconocida y no se efectuaban asaltos a sus ciudadanos, con una excepción, que le sucedió, o mejor dicho, “fue invento” de un personaje muy popular en nuestro querido y nunca olvidado pueblo; conocido por dos apodos, Guaguancho”, o “Nene La Luna”.

Hace muchos años, cuando él era aún muy joven, acostumbraba concurrir casi todas las noches, a las casas de lenocinio en los márgenes de nuestra ciudad, donde, después de darse algunos tragos, siempre buscaba “bronca”, regresando a su casa, sin excepción, con la ropa hecha jirones.

Cansado de esa práctica, su padre le advirtió que la próxima vez que eso sucediera, iba a gastar, rompiéndola sobre su lomo, una pila de leña que tenía en el patio de la casa.

Nene, sabiendo que el progenitor de sus días siempre cumplía lo prometido, se alejó de esos lugares por algún tiempo, temiéndole a la prometida paliza.

Como dice el dicho, “perro huevero, aunque le quemen el hocico”, una noche no pudo resistir la tentación y reincidió, y al volver a las andadas, sucediendo lo mismo de siempre.

Sabiendo lo que le esperaba al regresar a la casa, en “la famosa anacahuita”, muy cerca de su hogar, comenzó a gritar: “Aujilioooo” “Jocorroooo”.......... “Aujilioooo”, “Jocorroooo”.

Cuando al fin, pasado un buen rato llegaron sus familiares a “rescatarlo”, les dijo sin inmutarse: -“Ajora” “ej” que “mienen”, “ña” “ej tajde” “ponque” “loj” “ajaltantes” “je” “fuenon” y “minen” como me han “ejao”.