En un "ABRIL" y (sin) cerrar los ojos, a un sólo click de ratón, cualquiera puede perderse fácilmente por esos campos de cereal verde, por esas alamedas tan especiales..., y apuntarse a la primavera:
El tiempo con sus zapatitos nuevos, camina despacio, demorándose en sí mismo, y con desgana, como si no tuviera motivos para seguir, o dando saltitos de hora en hora como quien juega a subir y bajar peldaños en una escalera.
El aire con aromas a campo desperezándose, se pasea por las calles como por su propia casa, y mece en su deambular a una margarita, que imparte un cursillo práctico a otras florecillas silvestres, de cómo vencer la crisis del invierno sin perder un solo pétalo en eso del, me quiere no me quiere.
El sol va luciendo sus mechas cada vez más rubias y se desmelena por el cielo, mientras, la hierba toma su color más esperanzador y arroyos, pájaros y ríos, van pregonando a voces la primavera.
Envidiosa, decido sumarme a la corriente general del deshielo, y al igual que se funde la nieve de la montaña, mi sangre adquiere la liquidez suficiente para vivir no a crédito, sino al contado, y puedo prescindir por fin del anticongelante para el alma, y arrinconar las cadenas que por precaución para evitar patinazos instalé en el corazón.
¡Respiro!,... ¡intensamente!... ¡respiro!...., y doy las gracias a quien corresponda por este tiempo, esta primavera, este mes que ha venido como un regalo con envoltorio fácil de abrir...
(¡Ha sido una suerte!, que no me pasara lo que a Sabina que alguien le robo el mes de abril).
¡que cursi! ¿eh?
Abrazos
El tiempo con sus zapatitos nuevos, camina despacio, demorándose en sí mismo, y con desgana, como si no tuviera motivos para seguir, o dando saltitos de hora en hora como quien juega a subir y bajar peldaños en una escalera.
El aire con aromas a campo desperezándose, se pasea por las calles como por su propia casa, y mece en su deambular a una margarita, que imparte un cursillo práctico a otras florecillas silvestres, de cómo vencer la crisis del invierno sin perder un solo pétalo en eso del, me quiere no me quiere.
El sol va luciendo sus mechas cada vez más rubias y se desmelena por el cielo, mientras, la hierba toma su color más esperanzador y arroyos, pájaros y ríos, van pregonando a voces la primavera.
Envidiosa, decido sumarme a la corriente general del deshielo, y al igual que se funde la nieve de la montaña, mi sangre adquiere la liquidez suficiente para vivir no a crédito, sino al contado, y puedo prescindir por fin del anticongelante para el alma, y arrinconar las cadenas que por precaución para evitar patinazos instalé en el corazón.
¡Respiro!,... ¡intensamente!... ¡respiro!...., y doy las gracias a quien corresponda por este tiempo, esta primavera, este mes que ha venido como un regalo con envoltorio fácil de abrir...
(¡Ha sido una suerte!, que no me pasara lo que a Sabina que alguien le robo el mes de abril).
¡que cursi! ¿eh?
Abrazos