NARROS DEL CASTILLO: La voz del doliente caballero se apagaba por momentos,...

La voz del doliente caballero se apagaba por momentos, y como la brisa levantaba sordos rumores en el ramaje del bosque, sólo de una manera confusa y vaga se oyeron las tristes lamentaciones del desconocido.

- ¡Oh noble marqués de Mantua,
Mi señor tío carnal!
¿Adonde estáis que no oís
Mi doloroso quejar?
………………………..
Turbado estaba el Marqués,
No pudo más escuchar:
El corazón se le aprieta
La sangre vuelto se le ha.