NARROS DEL CASTILLO: IV...

IV

Marcha el tren tan seguido, tan seguido,
como aquel que patina por el hielo;
y en confusión extraña,
parecen confundidos tierra y cielo,
una mezcla de sueño y de montaña,
pues cruza de horizonte en horizonte
por la cumbre y el llano,
ya la cresta granítica de un monte,
ya la elástica turba de un pantano;
ya entrando por el hueco
de algún túnel que horada las montañas,
a cada horrible grito
que lanzando va el tren, responde el eco,
y hace vibrar los muros de granito,
estremeciendo al mundo en sus entrañas:
y dejando aquí un pozo, allí una sierra,
nubes arriba, movimiento abajo,
en laberinto tal cuesta trabajo
creer en la existencia de la tierra.