SIGUE DOLOROSA DE GERARDO DIEGO
Dèjame que te restañe
ese llanto cristalino,
y a la vera del camino
permite que te acompañe.
Deja que en làgrimas bañe
la orla negra de tu manto
a los pies del àrbol santo
donde tu fruto se mustia;
capitana de la angustia,
no quiero que sufras tanto.
Què lejos, Madre la cuna
y tus gozos de Belèn.
-No, mi Niño. No, no hay quien
de mis brazos te desuna.
Y rayos tibios de luna
entre las pajas de miel
le acariciaban la piel
sin despertarle. ¡Que larga
es la distancia y qué amarga
de Jesùs muerto a Enmanuel!.
¿Donde está ya el mediodia
luminoso en que Gabriel,
desde el marco del dintel
te saludó: Ave Marìa?
Virgen ya de la agonia,
tu Hijo es el que cruza ahí.
Dèjame hacer junto a ti
ese augusto itinerario
Para ir al monte Calvario
cìtame en GETSEMANÍ.
Perdòn pero no me dejaron ponerla entera no se el porqué
Saludos a todos los de Narros.
Dèjame que te restañe
ese llanto cristalino,
y a la vera del camino
permite que te acompañe.
Deja que en làgrimas bañe
la orla negra de tu manto
a los pies del àrbol santo
donde tu fruto se mustia;
capitana de la angustia,
no quiero que sufras tanto.
Què lejos, Madre la cuna
y tus gozos de Belèn.
-No, mi Niño. No, no hay quien
de mis brazos te desuna.
Y rayos tibios de luna
entre las pajas de miel
le acariciaban la piel
sin despertarle. ¡Que larga
es la distancia y qué amarga
de Jesùs muerto a Enmanuel!.
¿Donde está ya el mediodia
luminoso en que Gabriel,
desde el marco del dintel
te saludó: Ave Marìa?
Virgen ya de la agonia,
tu Hijo es el que cruza ahí.
Dèjame hacer junto a ti
ese augusto itinerario
Para ir al monte Calvario
cìtame en GETSEMANÍ.
Perdòn pero no me dejaron ponerla entera no se el porqué
Saludos a todos los de Narros.