Un rey y un reino diferentes
Este no es un reino como los demás ni nuestro rey se parece a ninguno de los que ha habido o habrá en la historia de la humanidad. Ya decía Jesús que estamos acostumbrados a que los poderosos nos exploten u opriman pero que entre nosotros no debía ser así. Lo malo es que las personas tendemos a imaginar lo desconocido a partir de su semejanza mayor o menor con las cosas que conocemos. Por eso, el mismo Jesús habló de reino y nosotros hemos terminado haciéndole a él rey. Y de tanto usar las palabras se nos ha colado de rondón la idea de que su reino es eso: un reino, y de que él es rey como lo son los reyes de este mundo.
¿Cómo son los reyes de este mundo? De muchas maneras. Pero me gusta recordar la introducción de un libro de un sociólogo que leí hace muchos años sobre la política. Comenzaba el libro diciendo que en las sociedades animales de todo tipo siempre había un líder. Decía también que ese líder tenía muchas veces funciones de servicio a la comunidad: proteger a los más débiles, buscar alimento, etc. Pero lo que se daba siempre en esas sociedades animales es que el líder se aprovechaba del grupo. Es decir, tenía a su disposición las mejores hembras, era el primero en comer y tenía derecho, pues, a los mejores bocados, etc. Luego comenzaba el libro propiamente dicho a explicar los mecanismos de organización social que hemos dado en llamar “política”. No hacía falta decir nada más para entender que también en la sociedad humana los políticos muchas veces realizan un servicio a la sociedad pero que son más veces las que se aprovechan de ella, de nosotros, para su propio beneficio
Fernando Torres Pérez cmf
Este no es un reino como los demás ni nuestro rey se parece a ninguno de los que ha habido o habrá en la historia de la humanidad. Ya decía Jesús que estamos acostumbrados a que los poderosos nos exploten u opriman pero que entre nosotros no debía ser así. Lo malo es que las personas tendemos a imaginar lo desconocido a partir de su semejanza mayor o menor con las cosas que conocemos. Por eso, el mismo Jesús habló de reino y nosotros hemos terminado haciéndole a él rey. Y de tanto usar las palabras se nos ha colado de rondón la idea de que su reino es eso: un reino, y de que él es rey como lo son los reyes de este mundo.
¿Cómo son los reyes de este mundo? De muchas maneras. Pero me gusta recordar la introducción de un libro de un sociólogo que leí hace muchos años sobre la política. Comenzaba el libro diciendo que en las sociedades animales de todo tipo siempre había un líder. Decía también que ese líder tenía muchas veces funciones de servicio a la comunidad: proteger a los más débiles, buscar alimento, etc. Pero lo que se daba siempre en esas sociedades animales es que el líder se aprovechaba del grupo. Es decir, tenía a su disposición las mejores hembras, era el primero en comer y tenía derecho, pues, a los mejores bocados, etc. Luego comenzaba el libro propiamente dicho a explicar los mecanismos de organización social que hemos dado en llamar “política”. No hacía falta decir nada más para entender que también en la sociedad humana los políticos muchas veces realizan un servicio a la sociedad pero que son más veces las que se aprovechan de ella, de nosotros, para su propio beneficio
Fernando Torres Pérez cmf