Recortando los flanos de las laderas,
bordadas de risueño, verde plantío,
van alegres cantando, con rumbo al río,
en bullidor enjambre, las lavanderas.
Cada cual va a su sitio. Con mil maneras
buscan sus viejas piedras; tiran el lío;
y ansiosas se preparan bajo el sombrío
y encantado ramaje de las riberas.
Comienza la faena cansada, dura;
el jabón, con su espuma tiñe en blancura
lo que antes fué cual piégalo de esmeraldas;
las lavanderas alzan a Dios los ojos
y el sol pone un reguero de rayos rojos
sobre las desnudeces de sus espaldas
bordadas de risueño, verde plantío,
van alegres cantando, con rumbo al río,
en bullidor enjambre, las lavanderas.
Cada cual va a su sitio. Con mil maneras
buscan sus viejas piedras; tiran el lío;
y ansiosas se preparan bajo el sombrío
y encantado ramaje de las riberas.
Comienza la faena cansada, dura;
el jabón, con su espuma tiñe en blancura
lo que antes fué cual piégalo de esmeraldas;
las lavanderas alzan a Dios los ojos
y el sol pone un reguero de rayos rojos
sobre las desnudeces de sus espaldas