A la Virgen del Rosario
Carmen Sánchez Álvarez
¡O dulce Virgen María!
Contigo encontré la paz
y en tu Rosario consuelo;
haz que me sirvan sus cuentas
de escaleras para el cielo.
Devoción que cada día
yo la quiero repetir;
con tu Rosario he vivido
y con él quiero morir.
Tu Rosario me defienda
cuando pase a la otra vida,
mis manos debilitadas,
y luego muertas y heladas,
pasen a la otra vida
en tu Rosario enlazadas.
Llévame tú de la mano
a cruzar la gran frontera,
llegando hasta el infinito
y hasta el Padre, que me espera.
Quiero que al llegar mi alma
ante el tribunal de Dios
esté tan arrepentida
que merezca su perdón.
Carmen Sánchez Álvarez
¡O dulce Virgen María!
Contigo encontré la paz
y en tu Rosario consuelo;
haz que me sirvan sus cuentas
de escaleras para el cielo.
Devoción que cada día
yo la quiero repetir;
con tu Rosario he vivido
y con él quiero morir.
Tu Rosario me defienda
cuando pase a la otra vida,
mis manos debilitadas,
y luego muertas y heladas,
pasen a la otra vida
en tu Rosario enlazadas.
Llévame tú de la mano
a cruzar la gran frontera,
llegando hasta el infinito
y hasta el Padre, que me espera.
Quiero que al llegar mi alma
ante el tribunal de Dios
esté tan arrepentida
que merezca su perdón.