La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas. Recordad que existen personas tan pobres, que lo único que tienen es dinero.
Nadie está más vacío, que aquel que está lleno del "YO MISMO".
Seamos lluvia serena y mansa, que llega profundamente a las raíces, en silencio, nutriendo y alimentando.
Quedémonos hoy con estas dos enseñanzas, para no ser nunca más "CARRETAS VACÍAS", y saquemos la lección de este pequeño cuento:
Caminaba con mi padre, cuando se detuvo en una curva y, después de un pequeño silencio, me preguntó:
- ¿Oyes algo más, que el cantar de los pájaros?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después, le respondí:
- Sí, es el ruido de una carreta.
- Éso es, - me dijo. - Es una carreta vacía.
Pregunté a mi padre:
- ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la hemos visto?
Entonces, otra vez mas, me mostró su sabiduría:
-Es muy fácil darse cuenta:
"Cuánto mas vacía está la carreta, mayor es el ruido que hace".
Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y tratando con superioridad a los demás... O a aquellos, que no pueden estar, sin el estímulo de parlantes o de un televisor, que impiden todo tipo de diálogo, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo:
-"Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace" Y a la vez: "cuánto se regocija el corazón, cuando vemos pasar una carreta repleta de carga preciosa... Silenciosa... Plena...
“Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace”.
Nadie está más vacío, que aquel que está lleno del "YO MISMO".
Seamos lluvia serena y mansa, que llega profundamente a las raíces, en silencio, nutriendo y alimentando.
Quedémonos hoy con estas dos enseñanzas, para no ser nunca más "CARRETAS VACÍAS", y saquemos la lección de este pequeño cuento:
Caminaba con mi padre, cuando se detuvo en una curva y, después de un pequeño silencio, me preguntó:
- ¿Oyes algo más, que el cantar de los pájaros?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después, le respondí:
- Sí, es el ruido de una carreta.
- Éso es, - me dijo. - Es una carreta vacía.
Pregunté a mi padre:
- ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la hemos visto?
Entonces, otra vez mas, me mostró su sabiduría:
-Es muy fácil darse cuenta:
"Cuánto mas vacía está la carreta, mayor es el ruido que hace".
Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y tratando con superioridad a los demás... O a aquellos, que no pueden estar, sin el estímulo de parlantes o de un televisor, que impiden todo tipo de diálogo, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo:
-"Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace" Y a la vez: "cuánto se regocija el corazón, cuando vemos pasar una carreta repleta de carga preciosa... Silenciosa... Plena...
“Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace”.