NARROS DEL CASTILLO: ¡Tenemos cosas que hacer maravillosas!...

¡Tenemos cosas que hacer maravillosas!
Nos han encomendado la casa de este mundo.
Todo lo que el Creador hacía en él es ahora tarea nuestra.

No os crucéis de brazos, ni os deis a la bueno vida.
¡De todo lo que podemos hacer y no hagamos,
se nos pedirá cuenta!

¡Qué tarea tenemos encomendada!
Encender el sol cada mañana para todos
y sacar brillo a la luna para que relumbre
por los caminos de la sombra.

Contar de una en una las estrellas,
investigar los planetas, ponerles nombres:
a uno "amor", a otro "solidaridad",
al más lejano “Iugar de encuentro".

Tenemos que limpiar cada mañana la atmósfera,
para que respiren los niños y se pierdan en su azul
el vuelo de los pájaros y nuestras miradas.
Apresúrense a limpiar el cielo de aviones de guerra,
de helicópteros de vigilancia, de cohetes nucleares,
de "cacharros" que llevan amenazas.

Hay que poner manos a la obra, de lo contrario...
llegará un día... en que la tierra parecerá
una caldera abrasada y los árboles serán
huesos calcinados y los ríos llorarán
como una madre sin agua.

Nos han dejado en la casa para organizar
entre los trabajadores una convivencia digna.
¡Hay que poner sumo cuidado en la tarea!
Haced la Constitución fundada en el valor de la persona.
Que reine el amor, el respeto, el servicio mutuo,
el desvelo por atender al que más lo necesita.

Mientras nosotros dormimos, otros trabajan,
trabajan para sus propios intereses, para someter
a los personas, aplastar a los pueblos,
llenar a tope sus arcas,

¿No veis cómo trabajan cerrando la boca
a los que gritan, segando la vida a los que piden libertad,
apaleando a los que trabajan por la paz,
encarcelando a los que claman por la dignidad
de los hombres y de las villas?

Si hoy viniera el Dueño de la casa
y nos pidiera cuentas,
¿cuál sería el resultado de la auditoria?
El Dueño de la casa avisa:
"Os digo a todos: trabajad con ahínco
en la tarea que tengo encomendado.

P. Javier Leoz